El primer día después de la retirada militar de Estados Unidos de suelo afgano, estuvo marcado por los festejos del movimiento talibán, que recuperó el poder tras 20 años de combates, y por la apertura de un incierto escenario internacional para el país asiático, que China calificó como «una nueva página».
Mientras sus socios occidentales continuaban prometiendo que seguirán trabajando para sacar de Afganistán a todos aquellos que colaboraron con sus fuerzas durante estos últimos 20 años, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dio un mensaje a la nación para intentar frenar la lluvia de críticas dentro de su país por la retirada caótica y sangrienta de las últimas semanas.
La escena de este martes por la mañana en Kabul, en cambio, no fue de caos, sino de celebración.
«Felicitaciones a Afganistán (…) Esta victoria nos pertenece a todos», declaró en una conferencia de prensa el vocero del movimiento talibán Zabihullah Mujahid, en la misma terminal aérea controlada hasta pocas horas antes por las fuerzas estadounidenses.
«Esta es una gran lección para otros invasores y para nuestras futuras generaciones» y «también es una lección para el mundo», agregó y luego se conocieron imágenes de los líderes talibanes caminando victoriosos por los hangares del aeropuerto, escoltados por milicianos armados ondeando la bandera blanca del movimiento mientras posaban para las cámaras, al lado de los helicópteros destruidos por los estadounidenses antes de dejar el país.
Este martes por la mañana, los talibanes habían levantado todos los controles que llevan al aeropuerto menos uno y, en las rutas, los combatientes no ocultaban su alegría y estrechaban las manos a los conductores y pasajeros, señalaron testigos citados por la agencia de noticias AFP.
Desde que tomaron el poder, los islamistas se esforzaron por dar una imagen conciliadora y abierta y prometieron no vengarse de las personas que trabajaron con los Gobiernos afganos de las últimas dos décadas, todos aliados de Estados Unidos y sostenidos militarmente por sus tropas.
«Queremos buenas relaciones con Estados Unidos y el mundo», ratificó Mujahid, quien en los últimos días prometió que anunciará la composición del nuevo Gobierno afgano, un punto que las potencias extranjeras y la comunidad internacional han considerado vital para definir su futura relación con Kabul, además del respeto a los derechos humanos y, especialmente, a la oposición y las mujeres.
Además, en el corto plazo, otro punto que las potencias occidentales y la ONU han considerados claves para la relación futura es que los talibanes permitan que todos los que quieran abandonar el país -y que no llegaron a ser evacuados por Estados Unidos en las últimas dos semanas- lo puedan hacer de manera segura.
«Afganistán pudo liberarse de la ocupación militar extranjera», destacó el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores.
«Mantener el aeropuerto de Kabul abierto y en condiciones de operar es esencial tanto para hacer llegar ayuda humanitaria como para que salgan las personas, aquellas que así lo desean pero que no han podido formar parte de la evacuación militar», afirmó a la prensa el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Desde Europa, la canciller alemana, Angela Merkel, pidió lo mismo y adelantó que su Gobierno planea evacuar de Afganistán hasta 40.000 colaboradores locales.
«Actualmente el tema de los colaboradores locales (en Afganistán) es el más importante para nosotros porque no son 300 personas, sino, probablemente, 10.000 o 40.000», dijo Merkel durante una conferencia de prensa conjunta con su homólogo austriaco, Sebastian Kurz, informó la agencia de noticias Sputnik y agregó que ese objetivo «dependerá mucho de las condiciones que crearán los talibanes en el país».
Biden, desde Washington, también prometió hacer todo lo posible para sacar de Afganistán a los «entre 100 y 200 que siguen allí con alguna intención de quedarse», y volvió a defender su decisión de retirarse.
Rechazó las críticas por la caótica retirada militar y las evacuaciones civiles de Afganistán, responsabilizó al acuerdo sellado entre los talibanes y el anterior Gobierno de Donald Trump y argumentó que solo tuvo dos opciones: quedarse y aceptar ese acuerdo o echarlo por tierra y enviar más tropas para escalar la guerra.
«A los que piden una tercera década de guerra en Afganistán, les pregunto: ¿Cuál es nuestro interés nacional allí? En mi opinión, solo uno, que los talibanes no tengan capacidad de atacar a Estados Unidos en su territorio», prosiguió y volvió a argumentar con una pregunta, esta vez hipotética.
«Si nos hubiesen atacado el 11 de septiembre de 2001 desde Yemen, ¿hubiésemos ido a la guerra en Afganistán? Creo que no porque no tenemos un interés nacional en Afganistán. Era tiempo de terminar esta guerra. El mundo cambió, el terrorismo se metastaseó en todo el mundo. Mi deber es defender la seguridad de Estados Unidos, no de las amenazas de 2001, sino de las amenazas de 2021″, concluyó el mandatario y dejó en claro cuáles son las amenazas actuales que le preocupan.
«No hay nada que a Rusia y China le gustaría más que ver a Estados Unidos enterrado en otra década de guerra en Afganistán», sostuvo.
China, de hecho, celebró este martes la retirada estadounidense.
«Afganistán pudo liberarse de la ocupación militar extranjera», destacó el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Wang Wenbin, en su sesión de información habitual, citado por AFP.
El gigante asiático criticó lo que calificó como una retirada estadounidense precipitada y mal planificada, y destacó que está dispuesto a profundizar las relaciones «amistosas y cooperativas» con los talibanes tras su toma del poder hace dos semanas.
«El pueblo afgano marcó un nuevo comienzo para la paz y la reconstrucción nacional y Afganistán ha dado vuelta a una nueva página», agregó.
A diferencia de las sedes diplomáticas occidentales, la embajada china en Kabul continúa abierta, aunque Beijing había comenzado meses atrás a evacuar a sus ciudadanos de este país a causa del deterioro de la seguridad.
Pese a estos gestos, China aún no garantizó que reconocerá al futuro Gobierno talibán, principalmente porque busca garantías que este movimiento islamista no brindará apoyo a sus las minorías musulmanes que viven en territorio chino.
«Esperamos que Afganistán logre formar un Gobierno abierto, inclusivo y muy representativo (…) y reprima decididamente a cualquier tipo de fuerza terrorista», subrayó Wang.
Una delegación talibana de alto nivel se reunió el mes pasado en Tianjin con el Ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, y le prometió que el territorio de Afganistán no será utilizado como base «terrorista», según informaron en ese momento medios oficiales chinos. Info: Télam