El influencer uruguayo Marcos Ernesto Cabrera Rodríguez, más conocido como Yao Cabrera, fue detenido en Córdoba y trasladado a la cárcel de Bouwer para cumplir una condena de cuatro años de prisión por los delitos de explotación laboral y reducción a la servidumbre. La detención se produjo luego de que la Cámara Federal de Casación Penal ratificara la sentencia en su contra, confirmando su responsabilidad en estos hechos.
La denuncia y la investigación
La causa judicial se inició a partir de una denuncia presentada por Giovanna De Mitole, una diseñadora gráfica que formó parte del equipo de Cabrera. Según la investigación, Giovanna fue contratada bajo la promesa de un salario que nunca recibió y fue sometida a largas jornadas laborales de más de 10 horas diarias, además de sufrir tratos violentos por parte del influencer.
El mánager de medios Jorge Zonzini también aportó testimonios clave en la investigación, que permitieron acreditar los delitos de explotación laboral y reducción a la servidumbre. La justicia determinó que Cabrera aprovechó su posición de poder para someter a sus empleados a condiciones laborales abusivas.
Otras acusaciones y causas paralelas
Además de la condena por explotación laboral, Yao Cabrera enfrenta otras graves acusaciones. La jueza federal Nalda Flores Vega ordenó abrir una causa paralela por lavado de activos, en la que también están implicados varios miembros de su entorno, entre ellos los influencers Candela Díaz, Kevin Macri, Diego Llamazares, Irupe Cabrera, Matías Cabrera, Ulises Magic y Juan Pablo Barbot.
Cabrera también es acusado de corrupción de menores, facilitación de la prostitución y venta de estupefacientes. Estas denuncias están relacionadas con actividades ilícitas que habrían ocurrido durante la pandemia de coronavirus en la denominada «Mansión WIFI», ubicada en el barrio San Marco de Escobar, provincia de Buenos Aires. Según las investigaciones, en este lugar se habrían cometido abusos sexuales y otros delitos.
Repercusiones y contexto
Yao Cabrera, quien llegó a tener más de 35 millones de seguidores en redes sociales, muchos de ellos menores de entre 5 y 15 años, se convirtió en una figura polémica por sus métodos de trabajo y su estilo de vida. Su organización VIRAL/WIFI fue señalada en múltiples ocasiones por prácticas ilegales y abusivas.
La detención de Cabrera marca un punto de inflexión en el mundo de los influencers, donde la falta de regulación y el abuso de poder han sido temas recurrentes. Organizaciones de derechos humanos y laborales celebraron la decisión judicial, considerándola un avance en la lucha contra la explotación y el abuso en el ámbito laboral y digital.
Redacción Diario de Punilla