Una de las 30 ballenas halladas muertas en el Golfo Nuevo entre el 24 de septiembre pasado y mediados de octubre es una hembra que formaba parte del catálogo de la población de Península Valdés, con al menos 50 años, y estaba registrada desde 1972 con el número 212 en el álbum de fotoidentificación, por aquellos tiempos en blanco y negro.
El dato fue confirmado por el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) en el último informe publicado en su página oficial donde destaca que «de las 30 ballenas francas que murieron durante el evento de floración algal nociva, solo pudimos identificar individualmente a una de ellas: la ballena 212, fotografiada por primera vez en 1972».
«Su primer registro y su fotografía en blanco y negro se encuentra impresa en el primer catálogo realizado por Vicky Rowntree, Roger Payne y colaboradores en los años 70. Actualmente, este programa científico es continuado por el ICB en Argentina», destaca el informe.
Según el instituto, el ejemplar «volvió a ser fotografiado en 1987 junto a su primera cría de la que tenemos registro: capturamos una hermosa secuencia de fotos de la ballena 212 saltando cerca de su cría».
«Ese año, también detectamos que tenía una gran herida en el lado derecho de su lomo. En 1990 volvimos a fotografiarla junto a otra cría que fue incorporada en el catálogo, siendo éste el último registro que obtuvimos de ella», subraya el parte.
El dato es que después de 32 años sin ser registrada, la «ballena 212» se convirtió en el primer registro de muerte de una ballena conocida del catálogo de la población de Península Valdés, con al menos 50 años de edad.
El instituto de conservación ratificó que «los estudios llevados a cabo por el Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral, confirmaron la presencia de toxinas de marea roja en las ballenas que murieron en septiembre y octubre».
El ICB sostiene la hipótesis según la cual las ballenas murieron durante una floración algal nociva en el Golfo Nuevo, sobre la cara sur de Península Valdés, en el extremo noreste del Chubut.
Pero aclara que «si bien la marea roja es un fenómeno natural, en la actualidad el cambio climático y las actividades humanas potencian este fenómeno, incrementando la ocurrencia y la intensidad de las floraciones algales nocivas costeras».
El cadáver de la 212 fue reportada el domingo 2 de octubre por los guardafaunas del área natural protegida de «El Doradillo», en cercanías de Puerto Madryn, quienes dieron aviso de que había una ballena muerta en la playa Casino.
Dada la posición en que quedó varada, el equipo de fotoidentificación sólo pudo analizar las fotografías del lado derecho del patrón de callosidades.
Los resultados de la búsqueda preliminar mostraron coincidencias con la ballena 212 del catálogo.
Fuente: Télam | Ballenas.org