En octubre volvió a funcionar el puente entre la isla Maciel y la ciudad de Buenos Aires. Ahora quieren que funcione solo para recorridos culturales y trabajan para establecer otros circuitos a lo largo de los 70 kilómetros que van desde la desembocadura del Riachuelo a Cañuelas y Las Heras.
Por Eva Marabotto
Paseos en bicicleta, picnics en familia y recorridas autoguiadas para conocer la historia local son actividades que ningún porteño ni bonaerense relacionaría con la Cuenca Matanza Riachuelo pero que ya comenzaron a concretarse a partir de un convenio firmado en noviembre entre la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) y el MInisterio de Turismo de la Nación.
El objetivo del proyecto es promover el turismo sostenible a lo largo de la cuenca que recorre unos 70 kilómetros a lo largo de la Ciudad de Buenos Aires y 14 municipios bonaerenses. “A muchos les resultará extraño que un organismo creado para ocuparse del saneamiento y la recuperación ambiental promueva el turismo, pero tenemos una concepción holística ya que creemos que parte de esa recuperación pasa por reconstruir el vínculo de la gente con el territorio”, cuenta María José Parra, directora de Fortalecimiento Comunitario y Promoción del Desarrollo de Acumar.
El proyecto que impulsa la Autoridad de Cuenca y por el cual su titular Martín Sabbatella firmó un convenio con el ministro de Turismo Matias Lammens no propone que los vecinos hagan playa en el Riachuelo, sino que puedan disfrutar de circuitos recreativos o de turismo que recorran los principales atractivos ubicados a la vera del río o en sus alrededores. En la autoridad de cuenca están convencidos de que además de retirar desechos y limpiar los cauces, un modo de combatir los basurales a cielo abierto es que la gente se comprometa con el cuidado de las márgenes del río.
El transbordador, uno de los grandes atractivos del Riachuelo, recuperó su esplendor.
El transbordador: eje del circuito entre La Boca y la isla Maciel
El puente transbordador Nicolás Avellaneda, un coloso de metal con torres de 53 metros de altura, que recorre una barquilla para transportar gente desde el continente a la isla Maciel y viceversa, forma parte de la postal más característica de la Boca y el Riachuelo. Estaba parado desde 1960 y volvió a la actividad en octubre de 2019, en medio de una campaña para que la UNESCO lo declare patrimonio de la humanidad.
Caminito, otro atractivo de la zona de La Boca.
“El transbordador se puso en funcionamiento en plena pandemia porque lo necesitaba la gente que lo usa para cruzar cada vez que se cerraba el otro por desinfección. Habitualmente hay boteros que hacen el cruce pero como son gente mayor tampoco trabajaron durante el aislamiento”, cuenta Lorena Suárez, del área de Patrimonio de Acumar.
Sin embargo, el objetivo de la autoridad de Cuenca no es que el puente sea utilizado como transporte por quienes viven o trabajan en la isla Maciel, sino que tenga un horario reducido y propósitos turísticos y recreativos: “La idea es que funcione los fines de semana y los feriados a modo de paseo. Que haya ferias artesanales de artistas locales, oferta gastronómica y así generar también trabajo”, sintetiza Suárez, coordinadora de Cultura y Patrimonio.
La laguna de Rocha, uno de los espacios naturales más atractivos de la Cuenca.
En Acumar saben muy bien a qué apuntan: Suárez cuenta que en la isla Maciel la escuela tiene el programa de Cultura y pintó murales. Ya armaron un circuito comunitario de turismo que se podría replicar en La Boca y así enlazar las dos orillas.
«Hace veinte años que con la Comisión de Vecinos de la Calle Irala y adyacencias venimos proponiendo planes para fomentar el turismo en La Boca: logramos que se hiciese el primer parque de flora nativa de la Ciudad de Buenos Aires, el Quinquela Martín, y en diciembre de 2019 le propusimos a Acumar la creación de dos ferias: una de artesanías y otra de plantas nativas a uno y otro lado del puente transbordador», cuenta Silvana Canziani, una de las vecinas de la zona, acostumbrada a gestionar iniciativas para su barrio. Pero sus propuestas van más allá de La Boca: recuperando una idea de Benito Quinquela Martín, el pintor que le dio su impronta al Riachuelo, propone la instalación de una línea de trolebuses o trenes autopropulsados que unan Retiro con la estación Avellaneda, recorriendo diversos puntos tur{isticos y culturales, y también los estadios deportivos de los dos clubes emblemáticos de esa ciudad bonaerense: Racing e Independiente.
Para el resto de la cuenca, Canziani acaricia otro sueño: una serie de botes que arrastren otros botes o pontones que transporten flora nativa para ir sembrando esas especies en todo el rec orrido de la cuenca, desde el Riachuelo a Las Heras.
«Hace tiempo venimos trabajando con Acumar en la promoción del turismo. Claro que estos planes solo son posibles cuando hay una mejora ambiental, cuando ya se sacaron los 60 barcos que estaban abandonados en el Riachuelo. Proponemos una mejora del entorno del puente y una mejor iluminación. También la recuperación de la navegabilidad de, al menos algún tramo del río para actividades turísticas y recreativas. Hay empresas que tienen embarcaciones que hecen el trayecto Tigre-Puerto Madero y podrían traer turistas a La Boca también», sintetiza Gabriel Lorenzo, secretario ejecutivo de la Fundación por La Boca.
Planes para toda la Cuenca
Pero el del transbordador no es un ejemplo aislado, ya que en Acumar buscan poner en valor distintos espacios recreativos y turísticos a lo largo de los 70 kilómetros que recorre el río Matanza y su conclusión, el Riachuelo.
Junto a vecinos Acumar plantó especies nativas para embellecer el paisaje.
“Ya está en marcha un plan de limpieza y recomposición de las márgenes. Estamos sacando residuos sólidos de los márgenes. Ahora buscamos recomponer la biodiversidad, mejorar las condiciones del suelo y el agua y comenzar a plantar la flora nativa para mejorar el paisaje”, adelanta Parra y luego enuncia el objetivo concreto: “queremos que los vecinos se comprometan, que participen y se apropien de esos lugares”.
Restos paleontológicos en el viejo cauce del río, en Lugano.
Dentro del plan se incluyen los paseos a pie o en bicicleta, el avistaje de aves y los eventos artísticos y culturales, como un móvil que proyecta películas y encuentros de artistas plásticos, poetas o escritores que trabajan temas relacionados con el río y sus márgenes.
Entre los lugares que quieren revalorizar están la Reserva Santa Catalina, la laguna de Rocha, la reserva de Morón, el área natural de Ciudad Evita. “Allí buscamos un turismo de cercanía, de bajo impacto, para disfrutar de la naturaleza. Caminatas o paseos en bicicleta donde haya un centro de interpretación y se de la información sobre el lugar y su historia”, sintetizan desde el área de Promoción del Desarrollo.
Avistaje de aves, una de las propuestas para la Rserva de Santa Catalina.
Para mejorar esos espacios y reforestarlos Acumar diseñó un segundo proyecto de «impulso y fortalecimiento de la red de viveros para la producción de especies nativas en la Cuenca Matanza Riachuelo».
Algunos de estos lugares a recuperar, surgen del Catálogo que realizó Acumar recopilando los datos de la Ciudad de Buenos Aires y los 14 municipios que agrupa sobre su patrimonio natural, histórico y cultural. En una primera instancia, esta recopilación se basó en los puntos que cada municipio considera de interés cultural o histórico, pero con ese inventario ya realizado, Acumar está convocando a vecinos y entidades de cada zona para que sume sus propios hitos.
Los bosques de Ezeiza, otro de los enclaves de la flora nativa.
Por fuera de las áreas naturales, el programa turístico busca potenciar ciertos proyectos de paseos rurales que hay en San Vicente. Las Heras, Marcos Paz y Cañuelas. “Estas actividades generan también empleo verde, empleo decente que no contamina el medio ambiente ni tiene impacto, pero contribuye al desarrollo de la región”, argumenta Parra.
Uribelarrea, uno de los espacios dedicados al turismo rural.
Rescatar el patrimonio cultural
Para complementar el proyecto turístico, desde el área de Cultura y Patrimonio de Acumar vienen trabajando en un programa de recuperación de la identidad de la cuenca. Durante la pandemia se sucedieron los encuentros virtuales, los proyectos on line de escritura y artes plásticas y un ciclo de formación abierto al público que se llamó “Diálogos Riachuelo: una aproximación cultural y patrimonial a la Cuenca”. En él se recorrió a lo largo de siete encuentros el el patrimonio natural, urbano, histórico y cultural de la Cuenca Matanza Riachuelo, De él participaron unas 100 personas pero Acumar acaba de relanzarlo para que porteños y bonaerenses puedan disfrutarlo en el verano.
El transbordador fue sede de un encuentro de escritores sobre el Riachuelo.