El expresidente de Estados Unidos Donald Trump se declaró ayer “no culpable” de los 34 cargos que le imputó la justicia de Nueva York por un soborno a una actriz porno y quedó en libertad sin condiciones, tras convertirse oficialmente en el primer exmandatario del país en recibir una imputación penal, aunque será juzgado probablemente en enero próximo.
El juez de origen colombiano Juan Merchán lo inculpó de 34 cargos relacionados con falsificación de registros comerciales en el pago de 130.000 dólares a la estrella porno Stormy Daniels en la recta final de la campaña electoral de 2016, con el fin de que ella mantuviera en secreto una supuesta relación extramarital ocurrida 10 años antes y que él siempre negó.
El exmandatario “falsificó repetida y fraudulentamente los registros comerciales de Nueva York para encubrir delitos con el fin de ocultar información perjudicial (para él) al público votante durante las elecciones presidenciales de 2016”, afirmó el fiscal de la causa, Alvin Bragg, en un comunicado.
“No se pueden normalizar conductas criminales graves; todo el mundo es igual ante la ley”, agregó Bragg en conferencia de prensa posterior a la audiencia.
En tanto, Merchán informó que la próxima audiencia del caso fue fijada para el 4 de diciembre próximo y anticipó que el juicio podría comenzar en enero de 2024, según la agencia de noticias ANSA.
Trump, de 76 años, intentará evitar por todos los medios ese proceso, que podría tener consecuencias imprevisibles para su carrera a la Presidencia en los comicios de 2024, aunque legalmente nada le impide presentarse y llegar eventualmente a la Casa Blanca, inclusive en el caso de una condena.
Su entonces abogado Michael Cohen fue el encargado de hacer el pago y el magnate le reembolsó la suma fraccionada, haciéndola pasar presuntamente como minutas profesionales.
Sentado entre sus abogados y vestido con traje azul y corbata roja, Trump apareció con un semblante sombrío y preocupado, según una foto tomada dentro de la sala, tras someterse al protocolo habitual, con la toma de huellas dactilares y fotos para la ficha policial, según la agencia AFP.
Tanto el expresidente como sus abogados rechazaron la causa. Incluso Trump no dejó de gritar que era una “caza de brujas”.
El propio Trump dijo esta tarde que “la audiencia fue impactante para muchos porque no hubo sorpresas y, por lo tanto, ningún caso”.
“Prácticamente todos los expertos en legalidad dijeron que no hay caso aquí, no se hizo nada ilegalmente”, agregó, en un mensaje en su red Truth Social.
“Nunca pensé que esto pudiera ocurrir en Estados Unidos, nuestro país está yéndose al infierno”, afirmó Trump esta noche a la prensa en su residencia de Mar-a-Lago, en el estado sureño Florida, adonde regresó inmediatamente después de comparecer por alrededor de dos horas ante un tribunal en Manhattan.
“Nuestro sistema judicial se volvió anárquico, lo están usando ahora, además de todo lo demás, para ganar elecciones”, agregó el exmandatario en el esperado mensaje que dio a su regreso.
Asimismo, su abogado Todd Blanche aseguró que el expresidente “está frustrado, está molesto” pero también “está motivado y los cargos en su contra no lo van a detener”, porque “es exactamente lo que esperaba”.
También reaccionó Daniels: “Sigan diciéndome ‘tacho de basura’ (‘cum dumpster’, en el original en inglés) como si fuera algo malo; definitivamente es más divertido estar bajo mi hombre sexy que bajo arresto”, escribió en Twitter.
Mientras tanto, la Casa Blanca dijo que la histórica comparecencia judicial del expresidente “no es una prioridad” para su sucesor, el actual mandatario, Joe Biden.
“Obviamente seguirá parte de las noticias cuando tenga un momento para ponerse al día, pero esto no es una prioridad para él”, dijo la vocera de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
En cambio, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, acusó al fiscal de “interferir” en las elecciones presidenciales del año próximo.
“Bragg está intentando interferir en nuestro proceso democrático al invocar la ley federal y presentar cargos politizados contra el presidente Trump, por supuesto utilizando fondos federales, mientras al mismo tiempo argumenta que los representantes del pueblo en el Congreso carecen de jurisdicción para investigar esta farsa”, dijo McCarthy en Twitter.
El 45to. presidente de la historia de Estados Unidos, quien llegó ayer a Nueva York desde Florida, fue escoltado por el Servicio Secreto desde la Torre Trump, el rascacielos de su propiedad ubicado en la Quinta Avenida, hasta el juzgado.
La policía neoyorquina, en máxima alerta, instaló vallas metálicas para separar a las decenas de seguidores del magnate y a un puñado de detractores, en una metáfora de la división política del país.
“Trump o muerte” y “Haz Estados Unidos grande de nuevo” (su lema, MAGA, en inglés) eran las inscripciones más repetidas en pancartas, banderas, gorras y camisetas de sus simpatizantes. “Trump miente todo el tiempo” y “Enciérrenlo”, se destacaban entre los opositores.
En un intento de politizar el caso y motivar a sus seguidores, que respondieron enviándole más de siete millones de dólares para su campaña desde que se anunció la imputación el pasado jueves, el magnate recordó en la red Truth Social lo que ya usa como un lema: “No vienen por mí, vienen por ustedes. Yo estoy simplemente en su camino.”
Es “IMPOSIBLE que yo tenga un juicio justo” en Nueva York, agregó sobre su ciudad natal gobernada por demócratas, tras la decisión del fiscal de imputarlo al confirmar la decisión de un gran jurado.
La justicia de Nueva York investiga desde 2018 un pago de 130.000 dólares a Daniels justo antes de las elecciones presidenciales de 2016 para ocultar una supuesta relación extramatrimonial de Trump.
La suma no se incluyó en las cuentas de la campaña del candidato republicano -lo cual violaría las leyes electorales estatales-, sino que se registró como “honorarios legales” en las de su empresa, con sede en Nueva York.
En una serie de publicaciones en su red Truth Social, Trump acusó hoy al fiscal de haber “filtrado ilegalmente los puntos de la acusación”, que calificó de “patética”.
El exmandatario cargó de nuevo contra Bragg, a quien propuso que se acuse a sí mismo “si realmente quiere limpiar su reputación”.
Una condena al cabo de su juicio no impediría necesariamente que Trump se postulara o ganara la presidencia en 2024, ya que en Estados Unidos una persona acusada o condenada penalmente puede presentarse a cualquier cargo y ser elegida.
La Constitución establece una excepción: haber participado en una “insurrección” o una “rebelión” contra el país.
Este escenario no se descarta del todo, dado que Trump es objeto de una investigación federal por su papel en el asalto al Capitolio por parte de sus simpatizantes el 6 de enero de 2021, para frustrar la certificación del triunfo electoral de Biden.
Además, un fiscal investiga su manejo y la custodia de documentos clasificados tras abandonar la Casa Blanca.
Asimismo, en el estado Georgia es objeto de una investigación por presionar a funcionarios para anular la victoria de Biden allí en 2020.
En el centro de la pesquisa está una llamada telefónica grabada en la que pedía al secretario de Estado que encontrara suficientes votos para revertir el resultado.