Delegado de ATE, Leonardo Camacho, denuncia que el cierre del hospital afectaría a pacientes vulnerables y trabajadores, cuestionando las decisiones basadas en estadísticas desactualizadas.
El Hospital Nacional de Salud Mental Laura Bonaparte se encuentra en una situación crítica tras el anuncio de su posible cierre por parte del Gobierno nacional. Los trabajadores, ante esta amenaza, decidieron en asamblea permanecer en el edificio en señal de protesta, denunciando el impacto que tendría esta medida sobre los 612 empleados y 40 pacientes que dependen de la atención especializada que brinda la institución.
Leonardo Camacho, delegado de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), explicó que, más allá de los puestos de trabajo en riesgo, lo que está en juego es la atención de personas en extrema vulnerabilidad. «No es solo una cuestión laboral, estamos hablando de la salud mental de los pacientes. Es muy grave», expresó Camacho en diálogo con Radio 750.
Incertidumbre y falta de claridad en las cifras
La decisión del cierre fue comunicada por el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien anunció el traspaso de los hospitales nacionales a sus respectivas jurisdicciones. Sin embargo, Camacho denunció que los funcionarios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del ámbito nacional no tenían información clara sobre el tema. «Fue una sorpresa para todos, no había nada avanzado, y luego vino la renuncia del ministro Russo», agregó el delegado.
Camacho también desmintió las cifras presentadas por el Gobierno, que afirmaban que el hospital solo tenía 19 internados. «Tenemos el hospital al máximo de su capacidad, con 40 camas ocupadas en uno de los dos edificios, ya que el otro está en remodelación. No sé de dónde sacan esos números», señaló con preocupación.
Precarización laboral y despidos
Otro de los temas críticos que afectan al personal del hospital es la precariedad laboral. Según Camacho, los contratos de los trabajadores se revisan cada tres meses, lo que ha llevado a muchos profesionales a buscar otras oportunidades más estables. Esto, sumado a 30 despidos a principios de año, refleja la inestabilidad en la que se encuentran.
«Es muy difícil trabajar en estas condiciones. Nuestros compañeros están haciendo un esfuerzo enorme, y mientras tanto, el Gobierno asume que la atención de la salud mental puede resolverse con un Excel», concluyó Camacho, destacando la falta de sensibilidad en la toma de decisiones que podrían poner en peligro la atención de salud mental en el país.
Diario de Punilla | Fuente: P12