SERIES | Francella mezcla humor y suspenso en «El encargado», una «comedia con cierta oscuridad»

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Guillermo Francella interpreta al amable y muy dedicado portero de un edificio con mucho que ocultar y un plan tan insólito como atrapante en «El encargado», la nueva serie de sello local creada por Mariano Cohn y Gastón Duprat, que llega este miércoles 26 a la plataforma de streaming Star+ con una propuesta de «comedia con cierta oscuridad» que «potencia el género» humorístico desde la ambigüedad.

«Es un personaje muy singular, con un trato híper amable con todos los propietarios. Sabe vida y obra de cada uno de ellos, pero cuando siente que determinadas actitudes para con él no son las que imaginaba, muestra un costado suyo muy especial», sintetiza el actor sobre Eliseo, el motor de una tira que sabe sacar provecho de esos micromundos abundantes en la clase media urbana argentina.

Las relaciones entre vecinos -desde las charlas de ascensor, los chusmeríos y hasta sus pactos secretos- y las rutinas del edificio son el telón de fondo para la presencia constante pero camuflada del calculador encargado, un experto en ver, saber y manipular todo lo que ocurre a su alrededor.

Sin embargo, todo cambia en la apacible cotidianidad de Eliseo cuando se entera de que el soberbio abogado Matías Zambrano (Gabriel Goity), quien es casualmente el presidente del consorcio, busca implementar varias reformas en la organización del lugar que podrían quitarle más que su trabajo.

Desesperado pero sin perder la calma, el protagonista pone en funcionamiento, desde el centro de operaciones que es su modesto departamento en la terraza del edificio, toda la maquinaria de vigilancia que su entrañable fachada le permitió construir con el tiempo, fruto de una increíble destreza para indagar con una imperceptible impunidad en los asuntos personales de los residentes.

Así, con algunos toques de costumbrismo bajado de tono, y a ese estilo de comedia incómoda y sarcástica que la dupla Cohn y Duprat explora en gran parte de sus trabajos, se le suma una bienvenida vuelta de tuerca con la incógnita sobre hasta dónde llegarán las manipulaciones de Eliseo, develada poco a poco a lo largo de los 11 episodios de media hora que componen la entrega, escrita en equipo bajo el liderazgo de Emanuel Diez.

Darío Barassi, Moro Anghileri y Gastón Cocchiarale, entre más, dan vida a un arquetípico abanico de personajes dentro de un reparto en el que también participan en apariciones especiales figuras como Jorge D’Elía, Adriana Aizemberg, Mirta Busnelli y Martín Seefeld.

Télam: ¿Cómo te acercaste al proyecto?

Guillermo Francella: Me lo acercaron Cohn y Duprat, y yo viví una experiencia muy linda con ellos cuando filmé «Mi obra maestra» (2018), me encantó trabajar en esa película porque son gente muy metida en el proyecto, tienen buenos guiones, que es lo que el actor siempre ama tener, y son muy cuidadosos como directores, así que fue como un combo total. Cuando me contaron la historia me pareció muy atractiva y fantástico esto de contar el universo de un encargado de un edificio con mucho poder sobre los propietarios, como muchas veces pasa. Me encantó transitar como actor esta experiencia de comedia con cierta oscuridad detrás, hasta con algo de suspenso.

T: En ese sentido, esta propuesta que mezcla el humor con lo dramático pero desde un lugar ácido es muy propio de la dupla de Cohn y Duprat. ¿Cómo se aplica esta forma de encarar la comedia al micromundo que retrata esta serie?

GF: Creo que es algo que potencia el género, y no sé si se han hecho muchas comedias de estas características en Argentina, que son más bien tragicomedias. Es un género bastante ambiguo, porque tiene mucha ironía, y fundamentalmente mucha esgrima verbal entre los personajes. Se observa un determinado poder en los personajes, tienen actitudes que me parecen divinas para atravesar como actor, y en este caso está este encargado, que se encuentra en determinadas situaciones que le provocan incomodidad y exacerban lo que tiene en la cabeza. Él toma determinadas decisiones por lo que quieren hacer con él, lo que quieren provocarle, y eso lo pone en el lugar más feo. Es una persona que tiene esas miserias, que esconde algo detrás, algo que se va descubriendo y es apasionante, casi shakesperiano.

T: Esas situaciones que se dan en los consorcios son elementos con los que el público argentino promedio que vive en ciudades grandes se va a poder identificar fácilmente. ¿Cómo creés que puede funcionar esta narrativa en otras regiones del mundo? ¿Qué es lo universal en «El encargado»?

GF: Las relaciones humanas, y el vínculo entre el poder y el trabajo. En Europa y en Estados Unidos hay otro tipo de encargados, no es una figura que existe sólo en Argentina, aunque acá está atravesado por un tema de costumbres particular. Pero me parece que excede eso, a veces acá podemos ver alguna historia sobre relaciones deportivas, sobre por ejemplo un entrenador de béisbol, un deporte que acá no se juega, o se muestra lo que sucede en el vestuario. Es un universo que no me pertenece para nada, no me siento representado en lo más mínimo o identificado con lo que quieren contar, pero están narrando algo que me atraviesa igual, y creo que «El encargado» va a generar eso mismo y que va a atrapar desde el primer momento.

T: Con este estreno sumás una producción más en tu paso por el streaming, que se está instalando definitivamente en la industria nacional. ¿Cómo ves el escenario de la producción de cine y series argentinas con la aparición de estos nuevos jugadores?

GF: A veces hablo con directores que están por iniciar su película y no pueden encontrar su asistente de dirección, o de fotografía o de arte, porque están todos tomados. Hay un abanico de trabajo muy grande para los actores y las actrices, aunque a veces si se hacen muchas temporadas de una serie son los mismos, no es que todo el resto puede tener trabajo, pero generalmente hoy en día hay mucho. Es como en una época de la televisión abierta, cuando había tiras y unitarios todas las semanas y en todos los canales. Eso desapareció, pero me parece que se nos presenta un momento fantástico y me encantaría que esos mundos puedan convivir, que las películas se puedan estrenar en cines y con una ventana de algunas semanas luego vayan a las plataformas. A veces no se consigue, y me gustaría que ocurra. Con «Granizo» (el reciente filme de Netflix que lo tiene como protagonista) no lo pude vivir, y aunque fue una explosión, extrañé verla en cines. Con esta cantidad de plataformas hay tanto contenido que creo que de a poquito la gente se va a empezar a adaptar, y va a empezar a elegir. Se nos presenta un mundo nuevo, porque esto es general, y ahora estamos todos acá.

Nota de Victoria Ojam | Télam