La llegada de Javier Milei a la presidencia de Argentina ha marcado un cambio radical en la política exterior del país. Con una clara orientación hacia Estados Unidos y la OTAN, Buenos Aires ha dejado atrás su acercamiento a China, generando tensiones y redefiniendo sus alianzas estratégicas.
La reciente elección de Javier Milei como presidente de Argentina ha precipitado un drástico giro en la política exterior del país. Tras años de acercamiento a China y su intento de ingreso en los BRICS, Buenos Aires ha dado un paso atrás y ha decidido alinearse estrechamente con Estados Unidos. Este cambio, impulsado por las firmes convicciones ideológicas de Milei, pone en duda la continuidad de importantes relaciones comerciales y proyectos de inversión con el gigante asiático.
En cuestión de meses, Argentina ha renunciado a su solicitud de ingreso en los BRICS, un grupo de países emergentes liderado por Pekín, que recientemente se ha ampliado con la incorporación de Irán, Egipto, Etiopía, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Este bloque representa a algunos de los principales socios comerciales de Argentina, incluyendo a Brasil y China, y a potenciales futuros aliados económicos.
El alejamiento de China no se ha limitado a la esfera diplomática. Proyectos significativos, como la construcción de dos represas y un reactor nuclear financiados por capital chino, han sido paralizados. Este enfriamiento de las relaciones comerciales ha resultado en que, en apenas cuatro meses, China haya sido superada por la Unión Europea y Estados Unidos como socios comerciales de Argentina.
La orientación de Milei hacia Estados Unidos también tiene un componente militar significativo. En los últimos meses, el ejército argentino ha participado en maniobras conjuntas con la Marina estadounidense, las primeras en 14 años. Además, Javier Milei ha manifestado su intención de convertir a Argentina en socio global de la OTAN, siguiendo los pasos de países como Japón, Corea del Sur y Australia. De esta manera olvida el papel de la OTAN en la Guerra de Malvinas, cuando se alineó y ayudo al país invasor a ganar el conflicto armado, tal como lo expresa el artículo de José Muralla en La Izquierda Diario. La Participación de la OTAN en Malvinas
El interés de Estados Unidos y Argentina en la Antártida añade otra capa a esta compleja reconfiguración geopolítica. Milei, acompañado por la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, anunció el desarrollo de una base naval integrada en Ushuaia, un proyecto estratégico para ambos países en su disputa por el control de los recursos naturales del continente blanco. Esta región, rica en recursos y estratégicamente vital, ha sido un punto de tensión creciente entre Washington y Pekín.
Sin embargo, el cambio de rumbo en la política exterior argentina no ha sido gratuito. Las tensiones con China se han manifestado en la renegociación de acuerdos financieros y en la preocupación por las inversiones chinas en el sur del país. A pesar de las críticas, Milei sigue firme en su alineamiento con Estados Unidos, buscando desprenderse de la dependencia de China y otros países que no comparte sus valores ideológicos.
El futuro de la política exterior argentina bajo la administración de Milei plantea numerosas preguntas sobre la estabilidad y viabilidad de sus nuevas alianzas. Con Estados Unidos y China utilizando Argentina como escenario de su disputa por la supremacía regional, el país se encuentra en una encrucijada geopolítica cuyas consecuencias se sentirán en los años venideros.
Gonzalo Goro – Diario de Punilla | Fuente: DW