El club All Boys realizó en la tarde de ayer un acto en recuerdo de Maximiliano Tasca, Cristian Gómez y Adrián Matassa, simpatizantes del club y víctimas de la denominada Masacre de Floresta, perpetrada hace 20 años por un suboficial retirado de la Policía Federal, en un episodio de violencia institucional tras el estallido social de 2001 que desembocó en la renuncia del entonces presidente Fernando De la Rúa.
El homenaje tuvo lugar a las 19 en el predio Don Fernando Sánchez, situado en Chivilcoy 1951, donde se descubrió una placa para «generar memoria activa en el barrio».
Estuvieron presentes en el acto Silvia La Ruffa, de la Subsecretaría de Programación Federal y Articulación Legislativa del ministerio de Seguridad de la Nación; Carolina Arias, de la Secretaría Ejecutiva de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad; Silvia Irigaray, madre de Tasca; Elvira Torres, madre de Gómez, y Elena, tía de Matassa.
«Este fue un hecho de violencia institucional extrema. Asesinaron a tres pibes solamente por el hecho de ser pibes, cuando estaban en su momento de ocio. Las nuevas políticas de seguridad tienden a terminar con este tipo de crímenes como el de Lucas en Barracas. La dicotomía no está entre seguridad y derechos humanos, sino entre seguridad y violencia institucional», dijo La Ruffa durante el acto.
«Debemos tratar de tener una nueva policía, porque fue creada para que cuide a la gente. Y estoy de acuerdo en que no debe haber dicotomía entre derechos humanos y seguridad. En la nueva policía que uno busca, no tienen que suceder más estos actos de violencia», amplió Arias.
Por su parte Irigaray sostuvo en diálogo con Télam que «lo que hizo hoy All Boys será inolvidable. ‘Maxi’ amaba a este club y cuando yo le decía que si no le iba bien en el colegio no vendrá a la cancha, sufría. Recuerdo que algunas marchas que hacíamos cuando el equipo jugaba de visitante, las teníamos que retrasar porque la hinchada quería llegar a tiempo para participar».
«Por eso digo que la justicia la hizo la gente, que All Boys estuvo dentro de esa gente y fue parte de la pueblada que se hizo el 31 de diciembre de 2001 para luchar que se hiciera justicia. Esto es combustible para el alma. Es la primera vez que se condena a un policía a cadena perpetua», destacó.
Mientras que Torres también se mostró «muy agradecida a los barrios de Floresta y Monte Castro por tanto apoyo. Mi hijo era un ´gallináceo´del alma y me llevaba la contra porque yo soy de Boca, pero All Boys era su club del barrio. Todos tenemos uno. Floresta, los vicios, la birra y All Boys son un sentimiento, era lo que decía mi hijo. Por eso me quería despedir de este acto con sus palabras», cerró.
«Al club y al barrio lo llevo en mi corazón como lo llevaba mi sobrino. Por eso, cuando él murió aquel 29 de diciembre mi vida se terminó también. Por eso nunca me importó que pasó con su asesino», remarcó por su parte una emocionada Elena al recordar a Adrián Matassa.
Y finalmente Fernando García, integrante de la secretaría de All Boys, resaltó que «el club estaba en deuda con estos chicos, porque no puede estar ajeno a estas cosas. Esta circunstancia pasa por lo social, que es mucho más importante que lo futbolístico».
El vicepresidente Hernán Toro mostró en el final del acto una plaqueta a cada uno de los familiares de los jóvenes asesinados y que desde hoy estará instalada en la secretaría del club con la frase «Memoria del barrio».
Los tres jóvenes tienen las imágenes de sus rostros en un mural que da a la tribuna local del estadio, sobre la calle Chivilcoy.
La presentadora del acto fue Mariana Fiordelisi, integrante del departamento de Equidad y Género de la institución.
Los jóvenes Maximiliano Tasca, Cristian Gómez y Adrián Matassa, todos hinchas del blanquinegro, fueron asesinados el 29 de diciembre de 2001 por Juan de Dios Velaztiqui, un suboficial retirado de la Policía Federal que prestaba servicios adicionales en la estación de servicio de la Avenida Gaona y Bahía Blanca.
Era la madrugada del sábado 29 de diciembre de 2001 y cuatro amigos estaban sentados a la mesa de un minimercado ubicado en la esquina mencionada mirando la televisión, donde se mostraban imágenes de los disturbios sociales de la noche anterior.
En ese momento uno de ellos hizo referencia en contra del accionar de las fuerzas del orden y eso provocó la reacción del suboficial retirado que custodiaba el lugar, Juan de Dios Velaztiqui, quien extrajo su arma, disparó y mató a mansalva a Maximiliano Tasca, Cristian Gómez y Adrián Matassa, mientras que un cuarto joven se salvó porque alcanzó a salir corriendo del lugar. Los tres asesinados tenían entre 23 y 25 años.
Velaztiqui intentó fraguar una escena de robo, moviendo los cuerpos y plantando un cuchillo, pero no fue convincente y terminó detenido.
El episodio devino en una rebelión popular de los vecinos de Floresta, quienes concurrieron a la comisaría a reclamar justicia y fueron reprimidos con gases lacrimógenos y balas de goma. Los vecinos encendieron barricadas y se inició una verdadera batalla campal en el barrio.
La justicia penal porteña embargó a Velaztiqui por tres millones de pesos, convertibles a dólares en ese momento. Durante la investigación se supo que el policía -vecino de Plátanos, en jurisdicción de Berazategui- había sido parte de la represión ilegal de la década del ’70.
En marzo de 2003 Velaztiqui fue condenado a prisión perpetua por «triple homicidio calificado por alevosía» y pasó nueve años como recluso en la cárcel de Marcos Paz, cuando le concedieron el beneficio de la prisión domiciliaria tras haber quedado ciego y sufrir múltiples problemas de salud.
Después de estar otros nueve años con prisión domiciliaria, falleció en febrero de este año de cáncer en la casa de su hija, en Berazategui, a los 82 años, aunque esto fue puesto en duda a Télam por Elvira Torres, la madre de Cristian Gómez, «ya que en dos ocasiones anteriores lo habían dado por muerto y no era cierto. Por eso no tengo la certeza de que sea verdad».
Tanto Torres como Silvia Irigaray son fundadoras miembros de la asociación Madres del Dolor.
La estación de servicio, donde los vecinos todos los 29 de diciembre de cada año se reúnen a recordar el hecho, cerró sus puertas hace pocos meses y fue tapiada con carteles publicitarios.
Este próximo jueves, el día de aniversario del triple asesinato, se inaugurará en la esquina un conjunto de piezas de señalización durante un acto en el que estarán presentes familiares, invitados y funcionarios.
Para las 19 de ese día está programada una misa conmemorativa en la Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria, sita en la cercana intersección de Bahía Blanca y Avellaneda.
Luego se realizará una marcha de antorchas desde el templo hacia la Plaza del Corralón de Floresta (Gaona 4600), y allí, a las 20, se inaugurará un mural y habrá un festival artístico. Info: Télam Foto: Santa Cruz Alejandro