«No basta con recuperar la democracia de manos de la dictadura, es indispensable construirla y recrearla permanentemente, para nutrirla de principios orientadores que le den vida y le ratifiquen la profunda dimensión humana de sus principios», se expresó en un plenario de trabajadores de prensa realizado en Neuquén en diciembre de 1983.
Comenzaba una nueva etapa, enfrentar el «drama-horror» de lo vivido y trabajar por la recuperación de las instituciones, incluidos los sindicatos, así como también la palabra. Al mismo tiempo, se continuaba por el sendero crucial de dar a conocer a toda la sociedad la verdad de lo sucedido y exigir justicia.
Son 223 los trabajadores de prensa desaparecidos por la dictadura, según el Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVT). Otros fueron encarcelados o perseguidos de manera tal de anular sus vidas o debieron exiliarse.
Parte de esta historia se cuenta minuciosamente en «Siete años de lucha contra la dictadura», que escribieron mi padre, Rodolfo Audi, y Alfredo Carazo, publicado por una editorial de Caracas, Venezuela, en 1984.
Tardé 39 años en abrir esas páginas y aún me cuesta. Como él describe en la dedicatoria hecha en la primavera del 91 y con el sabor amargo de una democracia compleja: «Para Ro, que conoció esta historia sin saberlo, porque más bien la padeció que la vio. Fue una historia para crecer y tal vez eso sirvió. Que te sirva de ejemplo, de enseñanza, no sé, porque todo está cambiando».
Rodolfo y Alfredo relatan la persecución permanente a los compañeros que se encontraban en los sindicatos de prensa de todo el país, se refieren a los esfuerzos de tantos sindicalistas de diversos gremios para organizarse, para dar batallas, para buscar a los desaparecidos. La militancia sindical no descansó nunca, entre ella la de quienes tenían la tarea fundamental de comunicar pese a la censura.
El libro comienza con el relato del 24 de marzo de 1976. Con las reuniones y negociaciones desesperadas ante la inminencia del golpe. Entre esos encuentros habla del de Lorenzo Miguel y Miguel Unamuno en el Ministerio de Trabajo. Fue la última nota que salió de la agencia Télam antes de la intervención militar y llevaba las firmas de mi padre y de Américo Rial, el entonces director periodístico de la agencia.
No se ha encontrado esa nota, de la que habla el libro, en los archivos de la agencia. Pero esta sería una buena reconstrucción: Buenos Aires, 24 de marzo (Télam).- El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y titular de «las 62 organizaciones», Lorenzo Miguel, se reunió esta noche con el ministro de Trabajo, Miguel Unamuno, y anunció «la huelga revolucionaria en defensa del orden institucional». RA – AR.
Los trabajadores de prensa de todo el país fueron actores esenciales en la lucha contra la dictadura cívico militar, muchas veces en el anonimato o refugiados detrás de seudónimos para proteger la vida misma.
Es una historia que debemos mantener latente en nuestra memoria, más que nunca en tiempos en que la concentración y la hegemonía de discurso adquieren una envergadura global, con la inteligencia artificial y los algoritmos de selección y recomendación jugando un rol que puede poner en jaque a nuestras democracias y ser el nuevo nombre de la censura.