El periodista Raúl Kollman escribió una nota en Página 12, donde deja al descubierto, que la reciente movilización opositora en Plaza Congreso contra la Ley Bases fue objeto de una compleja operación de sabotaje, orquestada por servicios de inteligencia y fuerzas policiales. La actuación de Patricia Bullrich y la Policía Federal dejó al descubierto una estrategia para desmantelar la protesta antes de que se masificara. Entre los hechos más destacados se incluye el incendio del vehículo de Cadena 3, un acto presuntamente perpetrado por infiltrados para culpar a los manifestantes y justificar una represión violenta.
La Celebración de un Operativo Exitoso
El viernes pasado, en el Departamento Central de la Policía Federal, se conmemoró el 149 aniversario de la Superintendencia de Tecnologías de la Comunicación. El ambiente festivo reflejaba la satisfacción con el operativo del miércoles, cuyo objetivo era claro: desarticular la concentración antes de que se llenara de ciudadanos y gremios al caer la tarde.
Sin embargo, persisten interrogantes sin respuestas sobre la inacción policial ante el incendio del móvil de Cadena 3, pese a la presencia cercana de numerosos efectivos. Dos hombres fueron vistos vandalizando el vehículo y retirándose tranquilamente en un coche con patente falsa, sin ser detenidos.
Un Plan para Disolver la Marcha
A las 13:30, un grupo de diputados se acercó a las fuerzas policiales en la Plaza Congreso. Sin provocación alguna, un efectivo arrojó gas lacrimógeno a los rostros de Carlos Castagneto y Eduardo Valdés, enviando un mensaje intimidatorio a los manifestantes. Las fuerzas de seguridad continuaron hostigando a los presentes, usando camiones hidrantes para dispersar la concentración.
La operación evidenció una provocación intencionada, comparada con otras movilizaciones recientes que transcurrieron en paz, como la marcha universitaria o la de la CGT del 1 de mayo. La intervención de Bullrich y sus tácticas represivas fueron determinantes.
La Obstrucción a Gremios y el Lanzamiento de Gases
Las fuerzas de seguridad bloquearon el acceso de poderosos gremios como Camioneros, Smata y CTA. Estos sindicatos, con su propia seguridad, no permitían infiltraciones, y la policía evitó enfrentamientos directos. Sin embargo, provocaciones continuas impidieron que los gremios alcanzaran la plaza.
Otro episodio clave fue el lanzamiento de gases lacrimógenos desde el séptimo piso del edificio de la ex Caja de Ahorros, dispersando a la multitud restante.
Interrogantes Persistentes
Nadie en la Policía Federal pudo explicar por qué no llegaron motos al lugar del incendio del móvil de Cadena 3. Orlando Morales, reconocido por su presencia en manifestaciones, denunció que fue sacado a la fuerza antes de que el vehículo fuera volcado y quemado. A pesar de la proximidad de las fuerzas de seguridad, no se tomaron medidas inmediatas.
Posteriormente, dos individuos vandalizaron el móvil sin ser detenidos, utilizando un vehículo con patente falsa. Un video muestra a un efectivo sugiriendo detenerlos, pero no se actuó en consecuencia.
Encapuchados y Detenciones Selectivas
Las imágenes de un supuesto manifestante encapuchado, acogido por los policías tras los disturbios, circularon ampliamente. Este hecho, junto con otras imágenes aún por verificar, subraya la participación de infiltrados.
Los «plumas» de la inteligencia policial, especializados en operaciones encubiertas, se hallan bajo sospecha. La operación estuvo bajo el control de la Policía Federal, con Patricia Bullrich monitoreando desde el Departamento Central, y la agresión a los diputados fue defendida por la ministra.
Una Cacería Sin Precedentes
Entre los detenidos, ninguno está relacionado con la quema del móvil de Cadena 3. La mayoría fueron arrestados lejos de la Plaza Congreso, en la avenida 9 de julio, por motivos menores. La jueza María Servini informó que seis fueron acusados de tirar piedras, dos de agredir policías, y el resto por acciones insignificantes como saltar vallas o fotografiar.
El objetivo del operativo no sólo fue desarticular la protesta, sino también infundir temor. Los detenidos fueron tratados con una dureza inusitada, esposados durante horas, sin acceso a baños, y trasladados a unidades carcelarias sin resolución judicial. Los familiares fueron impedidos de visitarlos en el penal de Ezeiza.
Un veterano de la SIDE recordó las operaciones encubiertas de antaño, destinadas a dispersar manifestaciones sin encarcelar a los participantes. La operación del miércoles, sin embargo, buscó intimidar y reprimir de manera más severa, dejando en evidencia una estrategia de miedo y control.
Diario de Punilla | Fuente: Página 12