«De chico pensaba que mi vida sería mucho más cerrada. Cuando empecé a trabajar, hace casi 8 años, todo cambió. Descubrí facetas mías que no conocía. Me veía en el área de sistemas, pero jamás creí que podría hablar en público, por ejemplo. Trabajar en un buen ambiente, con un buen equipo te dignifica, te potencia, te da independencia».
Las palabras son de Jeremías Gamarra (28), que trabaja en la firma Accenture. Jeremías tiene osteogénesis imperfecta, «la enfermedad de los huesos de cristal». Va y viene a la oficina en silla de ruedas, en un vehículo adaptado y se mueve con absoluta comodidad en la oficina, porque el edificio está preparado para que él pueda circular.
Su caso de éxito en el ámbito laboral representa apenas al 30% de las personas con discapacidad en nuestro país. El último estudio del Indec, de 2018, consigna que la población discapacitada mayor de 16 años asciende al 10,2 por ciento. La mayoría de los niños y adolescentes con discapacidad recibe educación (aunque el nivel alcanzado es variable), pero luego solo un tercio encuentra trabajo.
Pablo Liotti, gerente de Marketing y Sustentabilidad de Adecco, observa que «muchas empresas no saben que pueden incorporar un muy buen talento con discapacidad; creen que todos se trasladan en silla de ruedas porque el símbolo universal de la discapacidad en parte ayuda a distorsionar el concepto. Hay muchos tipos de discapacidades que no necesitan espacios adaptados».
En nuestro país se cumple parcialmente lo dispuesto por la ley 22.431, que prevé que el 4% de los puestos en la administración pública nacional y provincial y en las empresas prestadoras de servicios públicos debe ser cubierto por personas con discapacidad. «Según el último dato, de 2018, el 0,91% de la planta del personal del Estado eran personas con discapacidad», dice Fernando Galarraga, subdirector ejecutivo de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis).
Gabriel Marcolongo, CEO de Incluyeme.com, una empresa B (con un fin social), que trabaja por la inclusión laboral de personas con discapacidad en América Latina, comenta que las barreras «suelen comenzar en la entrevista, porque el entrevistador se enfoca más en la limitación que en el postulante». Entonces, dice, hay que cambiar el foco. «Personas con discapacidad visual o baja visión pueden utilizar lentes especiales o un magnificador y realizar sin problemas una cantidad de tareas», ejemplifica.
Otro prejuicio es que las personas con discapacidad van a faltar más o tendrán un menor rendimiento. «Al contrario -dice Liotti-. Hay muchos ejemplos de empleados con un alto nivel de compromiso porque saben que las oportunidades no abundan».
Sí puede ocurrir que deban ir más a menudo al médico o a tratamientos de rehabilitación. «Pero eso se sabe desde el momento del reclutamiento. Se los ubica en puestos de mayor flexibilidad, que hoy es más sencillo gracias a las nuevas tecnologías», explica Andrea Durruty, sponsor y directora ejecutiva del programa «Sin Barreras», de Accenture.
Diversidad e inclusión
«El programa comenzó en 2006 -cuenta Durruty-. Quienes ingresan hacen el mismo proceso que todos los candidatos. No hay posiciones específicas. Actualmente hay 98 personas con capacidades diferentes: motriz, visual, auditiva, condición del espectro autista (CEA), y también un empleado con parálisis total que va a la oficina con su asistente.»
Durruty asegura que «lo que buscamos es incluir, no decir empleamos a ‘equis número de personas’. Los sectores que han tenido empleados con discapacidad solicitan más. Es que el clima de trabajo que se crea es distinto. La diversidad siempre suma».
La adaptación del espacio es una de las claves. Inés Voncini, coordinadora del Área de Inclusión y Diversidad del programa de Accenture, explica: «Tenemos baños, rampas, el edificio está totalmente adaptado para personas con discapacidad motriz, visual y auditiva. Si sacamos las barreras, el problema se minimiza.»
En nuestro país las empresas privadas que emplean a personas con discapacidad tienen beneficios impositivos. Pero el CEO de Incluyeme dice que difícilmente una compañía las contrata por eso. Los sueldos pueden resultar engorrosos de liquidar, advierte, y en empresas grandes las deducciones no tienen gran impacto en las finanzas. «Para las pymes es más interesante, pero en general no conocen el tema», señala.
Lucrecia García Saladino (44) es hipoacúsica y trabaja en Administración General de Johnson & Johnson. «Ingresé en 2012 -cuenta-. Desde el inicio, mis compañeros y mi capacitadora hicieron que disfrutara de cada jornada y que los considere como una familia. Durante todos estos años me desempeñé en administración, finanzas, fui jefa de secretarias. Aprendí un poco de cada nuevo rol. El trabajo me resulta apasionante».
Autismo en el trabajo
En la compañía SAP, especializada en software corporativo empresarial, existe un programa llamado «Autismo en el Trabajo» que coordina Alejandro Masip, director de Proyectos de Finanzas y también papá de un chico de 12 años con Condición del Espectro Autista (CEA)
Actualmente, el programa tiene 14 empleados. Uno es Guido Cavaliere (30), que trabaja en finanzas. Es bachiller en Ciencias Naturales, habla, lee y escribe muy bien en inglés, toca el arpa y practica natación. «Trabajar es muy importante -asegura-. Me permite evitar un estado de inquietud, me ayuda a decirle ?no’ al deterioro. El trabajo te ayuda a sentirte útil, validado, te ayuda a aprender sobre diversidad. Pero no es trabajar de cualquier cosa, es necesario que uno se desarrolle. Creo que las personas con CEA deben animarse a postularse a posiciones laborales».
En la página web del Ministerio de Trabajo ( https://www.argentina.gob.ar/trabajo/discapacidad ) se cuenta sobre programas y acciones para favorecer la contratación de personas con discapacidad. Se puede acceder a un sistema de búsquedas y registro para postulantes e inscribirse para entrevistas. Hay programas de pasantías temporarias en empresas, planes de formación y asistencia técnica, talleres protegidos y concesión de pequeños comercios.
Pero en un nivel más alto existen promesas alentadoras para la población con discapacidad. Galarraga afirma que el presidente Alberto Fernández marcó como prioridad cumplir con ese 4% del empleo público que marca la ley para dar trabajo a las personas que tienen alguna discapacidad.
«El Presidente nos pidió que nos ocupemos de hacer cumplir definitivamente esta ley. Pero eso no se hace de hoy para mañana. Es una política pública que se implementará a lo largo de estos 4 años», aseguró el funcionario
.Por: Gabriela Navarra | La Nación