En el día de ayer, organizaciones sociales realizaron una marcha de antorchas en memoria del sacerdote Carlos Mugica al cumplirse 49 años de su crimen con un recorrido que arrancó en la plaza Juan Salaberry del barrio porteño de Mataderos y terminó en la parroquia San Francisco Solano de Villa Luro, ubicada en la calle Zelada al 4700, el lugar en el que lo asesinaron.
Uno de los oradores del acto fue el párroco Francisco «Paco» Olveira, integrante del Grupo de Curas en Opción por los Pobres, quien recordó a Mugica y destacó la vigencia de su acción y de su pensamiento.
«Carlos (Mugica) hablaba de dependencia o liberación y hoy tenemos al Fondo Monetario Internacional pisándonos la cabeza, además de la dependencia de la Corte Suprema de Justicia y de Comodoro PRO», analizó al trazar una analogía entre 1974 y el presente.
En diálogo con Télam, Olveira destacó la militancia peronista del cura villero asesinado por la Triple A y abogó para que tanto desde la militancia social y política como desde el cristianismo comprometido con los pobres se siga trabajando para reflotar los valores que defendía Mugica.
«Siendo rico se hizo pobre y siendo gorila (antiperonista) se convirtió al pueblo, porque vio el dolor de la gente», remarcó el integrante del Grupo de Curas en Opción por los Pobres.
Agregó que «Carlos (Mugica) vio en Perón la forma en que más se podía acercar el evangelio a la fraternidad de la patria», para luego contrastar aquel momento con el escenario político actual, en el que observa «una derecha cada vez más violenta».
Para Olveira, la disyuntiva del presente es entre esa «derecha violenta» y «la opción del Frente de Todos, que esperemos que sea Cristina (Fernández de Kirchner) quien la pueda conducir o que pueda ser ella la Presidenta».
Capelli, su amigo
Entre los presentes se encontraba Ricardo Capelli, amigo de Mugica y quien se encontraba junto al sacerdote el 11 de mayo de 1974 cuando le dispararon a sangre fría mientras se retiraba de la parroquia San Francisco Solano, donde había celebrado misa.
Capelli fue testigo directo del asesinato: él mismo recibió cuatro impactos de bala y herido fue trasladado al hospital Salaberry de Mataderos junto con Mugica, que estaba gravísimo y murió producto de las heridas recibidas.
«Cuando salimos de la iglesia a él lo llaman. Yo me fui caminando hacia mi ‘fitito’ (por un Fiat 600) y cuando estaba a quince o veinte metros de distancia siento el alarido de Carlos con un insulto terrible, y ahí empieza el caos, la balacera, gente que corría», reconstruyó el amigo de Mugica hace tres años, en una entrevista concedida a Radio Nacional.
Este jueves, al hablar en el acto, Capelli dijo sentir un «inmenso orgullo de haber sido amigo de Carlos», y se definió además como su «compañero de militancia».
«A Carlos siempre le importó el pueblo. Es más, Perón le propuso ser diputado pero a él le gustaba estar con el pueblo y le dijo que no porque no le importaban ni los cargos ni las bancas», contó.
Y tras reconstruir el ataque de hace 49 años, contó que cuando los llevaron heridos al hospital Salaberry Mugica instruyó a los médicos con un pedido: «Primero hay que salvar a Ricardo».
«Así fue siempre, militó el dar la vida por el otro», resumió Capelli, y agregó: «Aprendimos así de él; en contacto codo a codo con el pueblo es como tenemos que ir a joder a aquellos que son poderosos».
Luego, para finalizar, compartió un mensaje dirigido a la militancia política: «No podemos estar encerrados en la unidad básica. Hay que estar en la calle para convencer a los que se fueron para otro lado: que a la hora del voto que piensen en el prójimo».
Tras el discurso de Capelli llegó el turno de la comunera del Frente de Todos por el barrio de Mataderos, Lorena Crespo, quien aclaró: «No venimos acá para la nostalgia, sino para la obra».
Posteriormente, el actor Raúl Rizzo leyó un poema que había sido escrito por el propio Mugica.
El acto continuó con varios oradores, quienes expusieron sobre lo que significa para el presente la vida del cura de familia tradicional criado en Recoleta que ejerció su condición de sacerdote en la villa 31.
«Estaría reclamando por la libertad de Milagro Sala y de todos los presos políticos, así como contra la Corte Suprema por el avasallamiento de derechos», señalaron.
Los participantes se habían convocado a las 18 horas en la esquina de Alberdi y Pilar, Mataderos, donde en 1974 se encontraba el Hospital Salaberry, que luego sería demolido por la dictadura, para recordar a Mugica en el lugar exacto de su muerte.
Los manifestantes llevaban velas y carteles, y la jornada comenzó con la proyección de un video que compilaba testimonios del propio sacerdote con entrevistas y testimonios de quienes lo conocieron.
Tras los discursos, se leyó un documento titulado «Carlos Mugica, un hombre para el pueblo», que concluyó con un pronunciamiento que denunciaba la complicidad civil con la dictadura militar.
«Hoy, después de 49 años, seguimos reclamando justicia por el crimen de Carlos y castigo a quienes formaron parte de la dictadura cívico-militar como también a sus colaboradores: empresarios, medios de comunicación y aquellos sectores que desde la jerarquía eclesiástica bendijeron el exterminio».
Por último, tras una oración religiosa de Olveira, las familias y los militantes encendieron sus velas y completaron la peregrinación hasta la parroquia San Francisco Solano, ubicada a pocas cuadras de allí, donde se ofició la misa en memoria de Mugica que se realiza todos los 11 de mayo.
La celebración se proyectó en simultáneo a través de una pantalla gigante montada en la fachada del templo.
En el homenaje estuvieron presentes comuneros de Mataderos, Villa Luro y barrios aledaños por el FdT; participaron también organizaciones políticas y religiosas como Nuevo Encuentro, Kolina, Partido Comunista, CTA Autónoma, Nuevo Espacio de Participación (NEP), Curas en Opción por los Pobres y Curas Villeros, entre otros.
Fuente: Télam