En un emotivo encuentro con jóvenes participantes de la iniciativa Escolas, el Papa Francisco respondió a varias preguntas de los estudiantes, evocando recuerdos entrañables de su infancia y compartiendo su amor por la literatura.
Durante la charla, Francisco recordó cómo pasaba las tardes en casa de sus abuelos cuando su madre cuidaba a su hermano recién nacido. Su primer idioma fue el piamontés, hablado en el hogar de sus abuelos, antes de aprender el castellano. Estas experiencias tempranas en un entorno bilingüe dejaron una huella profunda en él.
El Papa también relató cómo nació su cariño por la literatura. Contó que su padre leía en casa libros como «Corazón» de Edmondo de Amicis, lo que despertó su interés y amor por la lectura desde temprana edad. Para ilustrar su aprecio por la poesía, Francisco recitó de memoria un fragmento de un poema de Jorge Luis Borges: «Solo una cosa no hay, es el olvido. Dios que salva el metal, salva la historia, esconde su memoria, las lunas que serán y los que han sido».
En respuesta a una pregunta sobre cómo amar la vida, Francisco reflexionó sobre la importancia de manejar el dolor. Afirmó que lo peor que puede suceder es que el dolor se cierre en uno mismo, comparándolo con un veneno. El Papa enfatizó que el dolor debe ser acariciado y acompañado, dejando espacio para la esperanza.
Este evento fue el primer encuentro internacional organizado por la Universidad del Sentido, una institución promovida por el Papa en 2020. La Universidad del Sentido forma parte de Escolas, un organismo que fomenta el contacto entre estudiantes de distintas culturas y países para promover la fraternidad y el entendimiento mutuo.
Gonzalo Goro – Diario de Punilla