María Onetto fue encontrada muerta este jueves en su domicilio. La actriz, de 56 años, según estimaciones del medio La Nación, venía atravesando un cuadro depresivo luego de la muerte de su madre.
Confirmaron la triste noticia en la cuenta oficial en Facebook de la Asociación Argentina de Actores, donde lamentan el trágico desenlace y manifiestan el dolor que causó en el ambiente, enterarse de la muerte de la actriz, socia de la institución que aglutina a los actores y las actrices de nuestro país.
Por último, el posteo de la AAA saluda a sus familiares y seres queridos.
El periodista Pablo Montagna, en el medio La Nación, recordaron que la actriz, nacida el 18 de agosto de 1956, empezó a estudiar psicología y luego, a sus 22 años, se fue a Europa.
Y reproducen un reportaje del medio a la actriz, “Me fui en un tour con una casa rodante, con muchas personas. Pero todo ese sistema lo manejaba alguien que hablaba en inglés, y yo entendía muy poco inglés. No entendía a qué hora había que llegar, no entendía nada. Un mes así. Casas rodantes colectivas. No sabía, de las cosas del camping, nada: ni lavar, ni cocinar, ni preparar su pequeña supervivencia. Y no supo mucho de Europa, sino de sus campings: durmiendo a veinte kilómetros de Roma, acampando a cincuenta y cinco de París”, le contaba Onetto a La Nación.
Al regresar a Buenos Aires, retomó las clases de teatro que había comenzado con Hugo Midón y, sin contemplar seriamente la posibilidad de ser actriz, asistió al Sportivo Teatral, el taller de teatro de Ricardo Bartís, un momento bisagra en su vida. «Descubrí que ser actor en lo de Bartís era peor que ser médico cirujano. Era a todo o nada”, aseguró y destacó: “Era desafiante su manera de dar clases porque pocas veces algo estaba bien, o muy bien. Y empecé a darme cuenta de que ese mundo era un mundo muy potente».
Agregando «En la vida tenía que trabajar para no ser tan intensa, tan hipersensible, o estar tan pendiente de las personas. Pero esta hipersensibilidad mía ahí tenía un lugar. Estar muy vinculado a un compañero, ser intenso en escena, tener verdad; esos sentimientos urgentes eran muy valorados. Pero yo, la verdad, no quería ser actriz. Desde que empecé a tomar clases con Midón hasta que se empezó a desarrollar ese deseo habrán pasado como trece años”, compartió con La Nación, la actriz que trabajaría en numerosas obras, como La escala humana, Soñata de otoño, Almas ardientes y La gaviota.
Fuente: La Nación