El Gobierno ha vuelto a priorizar el simbolismo por sobre la acción concreta. Mientras los argentinos lidian con necesidades apremiantes en infraestructura y calidad de vida, la administración de Javier Milei opta por lo que algunos consideran una «batalla cultural» de bajo impacto. El último episodio: el Gasoducto Néstor Kirchner, un proyecto de vital importancia, será renombrado como “Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno”, según anunció el vocero presidencial Manuel Adorni a través de las redes sociales.
«El ‘Gasoducto Presidente Néstor Kirchner’ cambia su nombre: a partir de ahora se llamará ‘Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno’. Saludos. Fin», tuiteó Adorni, con un tono tan breve como las acciones tangibles en obra pública.
Este cambio no es un hecho aislado. El Gobierno ya había redoblado esfuerzos en su ofensiva simbólica hace algunas semanas, reemplazando el nombre del Centro Cultural Kirchner (CCK) por “Palacio Libertad”, y borrando así un apellido con fuerte carga histórica para el país. La movida fue acompañada de una estética de redes sociales que recibió una considerable cuota de burlas.
Este enfoque también alcanzó a otros espacios simbólicos en la Casa Rosada, como el Salón de las Mujeres, que ahora se llama «Salón de los Próceres» tras la decisión de Karina Milei, secretaria general de la Presidencia. La justificación, según Adorni, es que «tal vez sea discriminador para los hombres», un argumento que resonó como otra provocación innecesaria. Las figuras de Diana Sacayán, Juana Azurduy, Mercedes Sosa, y otras personalidades icónicas fueron reemplazadas por nombres como Julio Argentino Roca y Carlos Menem, favoritos del nuevo gobierno.
La tendencia continuó con el Salón de los Pueblos Originarios, renombrado «Salón Héroes de Malvinas». En un gesto que pocos entendieron, se eligió este espacio para honrar a los caídos de la Guerra de 1982, pese a que ya existe un patio interno con la misma función en la Casa de Gobierno. Incluso, el presidente elogió a Roca, figura responsable de la llamada «Conquista del Desierto», una campaña que terminó con la vida de miles de indígenas en el sur del país.
Mientras tanto, las obras de infraestructura y los proyectos de mejora en servicios básicos parecen quedarse en pausa. Con cada rebautizo, se profundiza la percepción de que el actual Gobierno se enfoca en el revisionismo antes que en la construcción de una agenda de progreso.
Diario de Punilla