ECONOMÍA POPULAR | «Las mujeres ladrilleras deben reconocerse como trabajadoras», dice sindicalista

Gracias por compartir esta información

Se encuentran activas en 17 provincias, mayoritariamente dentro de las economías populares. Desde la Uolra se están dando una política de organización y reconocimiento de la labor.

Nota por Alba Silva | Telam | Las mujeres que hacen ladrillos, un exigente trabajo que demanda trabajo físico y que permanece «invisibilizado y masculinizado», avanzan en su sindicalización en, hasta ahora, 17 provincias argentinas.

Desde la Secretaría de Género de la Unión Obrera Ladrillera de la República Argentina (Uolra), Soledad Casals, entrerriana, «mujer ladrillera de la economía popular» y con un fuerte activismo feminista dijo a Télam que el principal desafío es que las mujeres del área «se reconozcan como trabajadoras».

Con un trabajo en equipo, subrayó la entrevistada, durante la pandemia «no» pararon de hacer reuniones virtuales para «definir acciones en cada lugar donde estamos. Las compañeras responsables se organizaron para garantizar conectividad y participación de las mujeres ladrilleras de los territorios».

– Télam: ¿Cuántas mujeres trabajan haciendo ladrillos?
– Soledad Casals: 
Nuestro sindicato tiene delegaciones en 17 provincias y en todas está el gran desafío de organizar a las compañeras de cada rincón del país. En el interior, la particularidad es que las mujeres que fabrican ladrillos lo hacen en emprendimientos familiares de la economía popular que es un sector invisibilizado y masculinizado por lo que las mujeres, muchas veces, no se reconocen como trabajadoras. Aunque son imprescindibles ellas mismas dicen que solo están «ayudando», concepto que queremos erradicar a través de nuestra campaña contra la violencia de género, con el desafío de que cada compañera ladrillera pueda reconocerse como trabajadora.

– T: ¿En qué consiste ese trabajo?
– S.C.:
 Es un trabajo nada liviano, demanda mucho esfuerzo, se realiza de manera artesanal y carece de avances tecnológicos. Primero, se hace una mezcla en el pisadero -un círculo de unos seis metros de diámetro por 60 centímetros de profundidad-, con tierra, agua y liga (bosta de caballo, papel, cáscara de arroz, viruta) y durante ocho horas se trabaja con rueda de pisar, tractor aunque en algunos lugares todavía hay caballos haciendo esta tarea. Después, ese barro listo se lleva en carretillas hasta las canchas, suelo carpido y parejo donde con una técnica precisa se desmoldan los ladrillos. Allí se orean y luego se terminan de secar en las pilas que se arman a los costados de las canchas, luego se hace el horno en forma de pirámide con boquillas abiertas en la base para introducir la leña y quemar los ladrillos. Nosotras estamos siempre en cada paso de esta producción, apilando, armando el horno, tapando los adobes cuando amenaza la lluvia. Somos esenciales en la fabricación.

– T: ¿Cuántas mujeres están sindicalizadas?
– S.C.:
 Es difícil establecerlo pero estamos reordenando y articulando con las provincias para generar un registro de trabajadores y trabajadoras ladrilleras. Nuestro sindicato fue normalizado en el 2015 y desde entonces nuestro secretario general, Luis Cáceres, junto a nuestra secretaria del Interior, Ana Lemos, recorren el país para identificar a los trabajadores del sector. Encuentran que es desarrollada por trabajadores de la economía popular en emprendimientos familiares. En el 2016, en una asamblea general del sindicato, se decide modificar el estatuto y crear la secretaría de Economía Popular, para abrazar a todos los trabajadores del sector.

– T: ¿Cómo organizan a los ladrilleros en el marco de la economía popular?
– S.C.:
 Para formalizar el trabajo se crean cooperativas y se articula con el Estado para garantizar los derechos de todos los trabajadores ya que queremos crear los Parques Industriales Ladrilleros.

– T: ¿Qué significó la creación de la Secretaría de Género en el sindicato?
– S.C.:
 Las mujeres ladrilleras participan del proceso de fabricación del ladrillo pero al momento de definirse ellas mismas decían «yo ayudo no más». En la campaña «Segura en casa, Segura en el trabajo», realizamos actividades de concientizacion en todo el país con intervenciones en medios locales, provinciales y nacionales de las compañeras responsables de mujeres ladrilleras. En nuestras redes, compartimos fotos de mujeres trabajadoras ladrilleras de distintas provincias y pusimos nuestra impronta con la frase «Trabajo, no ayudo» así las mujeres ladrilleras logran empoderarse y reconocerse como trabajadoras.

– T: ¿Cuáles son los principales problemas que tienen en sus trabajos?
– S.C.:
 La actividad es sin ninguna duda pesada, requiere de mucho esfuerzo físico porque es un trabajo artesanal. Las dificultades son los pocos avances en la tecnificación en desarrollos de nuevas tecnologías que generen menos esfuerzos para la fabricación de los ladrillos. La comercialización de los ladrillos es otra dificultad, como todos los sectores de producción primaria existe siempre un intermediario, en nuestra actividad el camión que se lleva los ladrillos pone el precio o los corralones que pagan precios bajísimos y en negro para después vender al doble o triple. Por eso la importancia de formalizar y organizar a los trabajadores en Cooperativas de trabajo, así se puede facturar y garantizar un precio justo. Otras dificultades que tenemos es que la actividad se realiza en espacios rurales, donde muchas veces los caminos, el acceso al agua y otras necesidades para producir escasean. Por otro lado en muchos lugares del interior del país las familias ladrilleras viven en el mismo lugar donde se trabaja, y, también, con el Sindicato llevamos adelante una campaña de erradicación del trabajo infantil, en este sentido articulamos con la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) para crear centros de cuidados a cargo de mujeres ladrilleras.