La India sufre un triste récord diario de casos, nunca vistos al momento, que no se dieron en la primera ola y esto resalta la paradoja de un país productor mundial de vacunas que está sufriendo una segunda oleada arrasadora
India está perdiendo el pulso del coronavirus. Si hace apenas un mes reportaba 15.000 nuevos casos diarios de covid-19, una cifra sorprendentemente baja en un país de 1,4 mil millones de habitantes, este 19 de abril superaba los 270.000. Hoy, tres días más tarde, bate un nuevo récord global con 314.000 nuevas infecciones en las últimas 24 horas. El 30% de los test de coronavirus que se practican en Delhi (uno de cada tres) sale positivo, y total de casos de covid activos en el país se acerca a pasos agigantados hasta los más de dos millones. La nueva oleada de pacientes de covid ha tomado por asalto su débil sistema sanitario, y el país se enfrenta ahora, por primera vez desde el inicio de la pandemia, a la sobresaturación de las UCI, la falta de camas generalizada y el desabastecimiento de oxígeno. India es el nuevo epicentro de la pandemia mundial. En este tremendo caldo de cultivo, los laboratorios indios están alertando de la aparición de nuevas mutaciones y variaciones del virus SARS-CoV-2.
Las 314.835 nuevas infecciones de las últimas 24 horas alzan el total de casos de coronavirus en India por encima de los 15,9 millones de casos desde el inicio de la pandemia, el segundo país del mundo más afectado, solo por detrás de EEUU. Si bien la tasa de mortalidad se ha mantenido muy baja durante la primera fase de la pandemia, la tensión sobre el sistema sanitario empieza a dar sus tristes frutos: en las últimas 24 horas se han registrado al menos 2.104 fallecidos, alzando el total a 184.657, según cifras del Ministerio de Sanidad.
Tras sufrir uno de los confinamientos más estrictos del mundo, que cerró de golpe y porrazo (el anuncio se hizo con un margen de apenas cuatro horas) un país de 1.383 millones de personas —más que la población de Europa— durante más de dos meses y que noqueó la economía del país con la mayor contracción trimestral desde que se tienen registros, India logró esquivar en esa primera oleada la sobresaturación de sus hospitales. En un país con las zonas metropolitanas más densas del mundo, el virus se está extendiendo como una tea en las ciudades, donde es prácticamente imposible hacer distanciamiento físico, donde un alto porcentaje de la población vive hacinada en barrios chabolistas, sin agua corriente. Al punto caliente de las ciudades se añade una población muy migrante de las zonas rurales a la ciudad y viceversa, facilitando la expansión del virus. En esta segunda oleada, y sin la opción de poderse permitir un nuevo confinamiento generalizado, no ha tenido tanta suerte.
Una potencia de vacunación… ahogada
India, una gigantesca potencia farmacéutica que produce el 20% de los medicamentos genéricos y hasta el 62% de las vacunas del mundo, ha administrado ya más de 132 millones de vacunas a su población, aunque la tasa relativa es todavía algo modesta, del 8% de la población, especialmente porque, si bien tiene mucha capacidad productiva, no tiene tanta capacidad de distribución.
India produce internamente dos preparados, uno desarrollado por AstraZeneca/Oxford, pero producido localmente (Covishield) y uno producido por la firma india Bharat Biotech (Covaxin). Hasta ahora, India ha estado entregando lotes de vacunas (gratis o a precio de saldo) a sus vecinos, lo que ha facilitado que países como Bután se hayan colocado en el pelotón de cabeza de la vacunación mundial. Según datos gubernamentales, Nueva Delhi ha donado siete millones de vacunas, más que ningún otro país, y ha exportado millones de vacunas a precios asequibles en el marco de una campaña diplomática que cuenta incluso con su propio ‘hashtag’, #VaccineMaitri (‘amistad de las vacunas’).
“Esta generosidad ha privado a muchos indios de sus dosis”, declaró Manoj Joshi, investigador de la Observer Research Foundation, un ‘think tank’ indio, a la agencia Anadoulu. Ante esta nueva ola, India anunció una prohibición temporal de exportación de la vacuna de AstraZeneca y hacer frente a la demanda interna, así como la liberalización de criterios farmacéuticos.
Oxígeno industrial
Los hospitales de Delhi y otras regiones del país, informan de un creciente desabastecimiento de oxígeno, y el Gobierno de Nadendra Modi ha admitido que se están enfrentando a problemas de suministro generalizados en las regiones del país. Una corte judicial de Nueva Delhi ha ordenado este miércoles al Gobierno que empiece a derivar oxígeno de uso industrial a los hospitales. «No se puede salvar a la gente de morir porque no hay oxígeno. Pedir, tomar prestado o robar, esto es una emergencia nacional», ha decretado el juzgado, en respuesta a una petición de un hospital de Nueva Delhi para que intervinieran, según recoge la agencia AP.
No solo faltan el oxígeno y los medicamentos, sino también las camas. El caso más extremo ha sido el del Lok Nayak Jai Prakash Narayan (LNJP), una instalación diseñada para el tratamiento exclusivo del covid-19 con 1.500 camas, que ha denunciado que está teniendo que asignar un colchón por cada dos pacientes. En las 54 camas de UCI estarían destinando a 300 personas con coronavirus en estado crítico.
Two to a bed in Delhi hospital as India's COVID crisis spirals. @ArvindKejriwal pic.twitter.com/4v1AMgeaCJ
— Abhinav Prakash (बिपुल सिंह ब्रह्मर्षि) (@iAbhinavPrakash) April 15, 2021
La fuerte saturación de los hospitales es el primer paso para una oleada de muertes, temen las autoridades indias. Hasta el momento, India ha mantenido una de las tasas de mortalidad (fallecimientos sobre el número total de contagiados, y fallecimientos por 100.000 habitantes) más bajas del mundo, que los científicos apuntan a la juventud media de la población (28 años).
Sin embargo, el pico de la curva desde finales de marzo está siendo casi vertical, y casi dobla ya los peores momentos de la primera ola. Sin embargo, apuntan los expertos, las muertes también están subestimadas. En circunstancias normales, en India apenas se registra oficialmente un 86% de las muertes que se producen, y apenas un 22% de las muertes registradas cuenta con una causa oficial de muerte. Estas deficiencias impiden incluso que pueda hacerse una estimación aproximada en función del «exceso de mortalidad» comparada con años anteriores. En medio de una pandemia, miles de muertes quedarán fuera de las estadísticas.
Este abrupto ascenso de casos ha obligado a la capital, al igual que otras regiones del país, a imponer un confinamiento de una semana, que concluirá el próximo lunes.
La esperanza del segundo país más poblado del mundo, y el segundo más afectado por la pandemia, está en la aceleración de su campaña de vacunación hasta alcanzar un nivel de inmunización que permita reducir las muertes y las hospitalizaciones.
Informe: ElConfidencial.com