Boca a semis, volvió a ganar por penales y eliminó a Patronato en Santiago del Estero

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Gracias a los penales, como cuando dejó afuera de la Copa a River, el «Xeneize» superó a los paranaenses en el estadio «Madre de las ciudades» y ahora espera al ganador de la llave entre Argentinos y San Telmo.

Boca volvió a pasar de ronda en la Copa Argentina por penales, esta vez ganando 4 a 2 luego de igualar 0 a 0 frente a Patronato, de Paraná, en los 90 minutos regulares del encuentro de cuartos de final jugado esta noche en el estadio Único «Madre de Ciudades», de Santiago del Estero, tal como en la instancia anterior sucedió ante River, y ahora se cruzará en semifinales con el vencedor de Argentinos Juniors y San Telmo.

El arranque le resultó prometedor a Patronato, ya que casi hasta el cuarto de hora no solamente le jugó de igual a igual a Boca, sino que hasta se arrimó con algunas posibilidades concretas al arco defendido por Agustín Rossi.

Pero conforme pasó ese tiempo de los entrerrianos en el partido, Boca empezó a tomar el contralor del encuentro por el propio peso jerárquico de sus individualidades, y por ende las acciones de riesgo se mudaron hacia el arco de Matías Ibáñez.

La usina generadora del fútbol del equipo dirigido por Sebastián Battaglia, que apostó a un equipo de «experimentados» para este compromiso, era por entonces Agustín Almendra, curiosamente el más joven de todos (21 años), ante la intermitencia del colombiano Edwin Cardona, este miércoles devuelto a la titularidad.

El de San Francisco Solano trataba de alimentar permanentemente a la nueva dupla ofensiva «xeneize» integrada por Norberto Briasco y Nicolás Orsini, que ante un Patronato parado más arriba de lo imaginado, encontraban espacios para preocupar a la última línea paranaense y provocar sucesivas tarjetas amarillas para sus componentes.

Por ello fue que el final del primer tiempo dejó la sensación de que Boca podría acercarse a la victoria, quizá más por decantación que por juego, ya que la falta de ideas, salvo Almendra, conspiraba contra esa posibilidad.

Pero apenas iniciado el complemento se lesionó Juan Ramírez y entonces el mediocampo boquense se quedó sin la única fuente de dinamismo que tenía, máxime cuando su reemplazante fue un jugador tanto lento de movimientos como Cardona, que fue Diego González.

A partir de entonces fue que el desarrollo del encuentro se emparejó y hasta promediar la segunda etapa ese equilibrio hasta le permitió en una acción ciertamente aislada y propiciada por el arquero Agustín Rossi con un error de cálculo, que el amonestado Gabriel Gudiño, de flojo desempeño, dilapidara una muy buena opción para abrir el marcador.

La función de Gudiño fue la de controlar al hoy nuevamente titular Frank Fabra y se terminó desgastando en esa tarea, dejando de lado lo que mejor sabe hacer, que es profundizar por el costado derecho del ataque de su equipo.

La paridad en las acciones se mantuvo hasta la media hora del segundo período, cuando el conjunto «rojinegro» empezó a mirar con cariño el empate que lo podía llevar a los penales, y entonces Boca fue el que volvió a tomar las riendas del encuentro.

Y apenas superados los 30 minutos el colombiano Fabra hizo lo que mejor le sale, que es proyectarse por izquierda, y un centro bajo suyo recorrió toda el área chica sin que la estirada de Orsini le permitiera convertir su primer tanto con la camiseta de Boca.

«Orsini no es un delantero de área, sino que necesita otro punta que lo acompañe para hacer valer su juego», advirtió antes del partido el entrenador de Patronato, Iván Delfino, hablando de quien fuera su dirigido en Sarmiento, de Junín. Y no le falta razón.

Por eso fue que Battaglia, inmediatamente después de esa acción decidió prescindir de Orsini para darle lugar al pibe Luis Vázquez, aunque también lo sacó a Briasco para que ingresara Cristian Pavón, en dos cambios que sonaron lógicos. Lo que no lo fue tanto resultó que simultáneamente también saliera Almendra para que entrara el chico Rodrigo Montes.

Toda esa movida con solamente un cuarto de hora por delante pareció un poco tardía, porque si bien Boca terminó apropiándose del terreno defensivo de su rival, le faltó tiempo para poder perforar la muralla que Patronato edificó delante de Ibáñez con el único objetivo de esperar la llegada del pitazo final del árbitro Pablo Echavarría.

Pero en el descuento Patronato logró salir por unos segundos de su encierro y casi consigue el por entonces «milagro futbolístico» de vencer a Boca en los 90 minutos regulares cuando el ingresado Matías Palavecino se animó a pegarle desde lejos para provocar una exigida salvada del arquero Agustín Rossi (después se tomaría revancha personal en los penales), en una acción fuera de ese contexto de partido.

Y hasta Patronato se quedó mirando de reojo una acción inmediatamente posterior por un posible penal que le habría cometido Carlos Izquierdoz al delantero uruguayo Sebastián Sosa Sanchez que Echavarría no consideró.

Después, entonces, llegaron los penales, donde las cuotas de justicia o injusticia se van pagando tiro a tiro, aunque a veces el saldo termina favoreciendo las aspiraciones del banco y en otras la del deudor.

Boca anotó sus cuatro remates con Rojo, Izquierdoz, Molinas y Pavón; mientras que Rossi contuvo uno y otro disparo se estrelló en el travesaño.

Y así, mientras miraba detrás de un termo y un mate, Juan Román Riquelme confirmó que es linealmente un tipo de suerte, ya que las tres veces que acompañó al equipo fuera de la Bombonera como vicepresidente y titular del Consejo de Fútbol boquense, el «xeneize» no perdió. Además de esta jornada, igualó 0-0 frente a Banfield y River en la instancia anterior de octavos de final de la Copa Argentina, cuando también se impuso por penales. Info: Télam