El arzobispo cordobés Carlos Ñáñez se lo comunicó a las autoridades provinciales, a quienes les dijo que estas “medidas exageradas” afectan “la salud espiritual de las personas”.
El retroceso en las habilitaciones de los oficios religiosos –o su reducción a su mínima expresión- en varias provincias como consecuencia del recrudecimiento de la pandemia de coronavirus está provocando una creciente tensión con la Iglesia católica. En Córdoba, directamente el arzobispo Carlos Ñáñez le comunicó al gobierno provincial que no acatará la suspensión de las misas y demás celebraciones litúrgicas dispuestas en la nueva etapa de la cuarentena.
“Ante la perspectiva de suspender las celebraciones litúrgicas, he recurrido a la autoridad provincial, manifestando mi malestar y mi propósito de no acompañar esas medidas, que estimo exageradas, y que afectan a la salud espiritual de las personas, especialmente en un tiempo de cuarentena prolongada”, informó el propio Ñáñez acompañado por sus dos obispos auxiliares en un comunicado a sus fieles, en el que se aboga por una reconsideración de la medida.
En ese sentido, explica que “para una salud cuidada, todos los aspectos de nosotros mismos deben estar equilibrados. Mente, cuerpo y espíritu –puntualizan- tienen que estar en armonía unos con otros. No podemos centrarnos, solamente, en lo material y descuidar lo espiritual. Así nos lo enseña la buena ciencia, a lo que se agrega la experiencia de la situación que estamos padeciendo desde el mes de marzo”, completa.
“No veo, por tanto, dificultad en que, observando con prudencia y como se viene haciendo, las medidas protocolares, se pueda atender la imperiosa necesidad espiritual de todos los fieles”, dice Ñáñez y señala que “a lo largo de todo este difícil tiempo, hemos podido constatar que en nuestros templos católicos se han observado y se observan cuidadosamente, los protocolos aprobados por la correspondiente autoridad”.
Por otra parte, la suspensión de los oficios en el gran Mendoza, en Tunuyán y en Tupungato, también como parte de las nuevas restricciones dispuestas desde esta semana, provocó una dura crítica del arzobispo local, monseñor Marcelo Colombo, quien declaró que experimenta “con frustración que una vez más familia e Iglesia sufran la mirada restrictiva de las disposiciones que se adoptan”.
Hace un mes, cuando la concurrencia a los templos se redujo de 30 a 10 fieles, Colombo dijo que “más consideración han merecido los gimnasios y restoranes” y señaló que “la salud espiritual de los mendocinos también merece ser respetada y alentada», a la vez que desmintió al gobernador Rodolfo Suárez, quien dijo haber coincidido con el clero en la necesidad acotar la asistencia religiosa.
En septiembre también laicos autoconvocados se manifestaron en Paraná pidiendo la vuelta de las misas. «Nos estamos movilizando para pedir la habilitación con presencia de fieles, apoyando los protocolos que se han pedido por parte de obispos y sacerdotes. Somos autoconvocados y queremos mostrarle a la sociedad que necesitamos la santa misa, es muy importante para nosotros”, dijeron. Finalmente, las celebraciones volvieron en Paraná con restricciones y los correspondientes protocolos.
Info: AS | Clarín; Rubín |Foto: Caminos Religiosos