Hoy, 9 de julio, conmemoramos un hecho fundamental en la historia de nuestra nación, la proclamación de la Independencia Argentina. Este día, en 1816, en la ciudad de San Miguel de Tucumán, los representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata declararon la ruptura definitiva con el dominio español, marcando el inicio de una nueva etapa para el territorio que hoy conocemos como Argentina. Así lo cuenta el historiador Felipe Pigna en lo pasado pensado.
Según Pigna, para entender el contexto de esta proclamación, debemos retroceder hasta 1810, cuando la Revolución de Mayo inició el proceso independentista. La Junta Grande, formada poco después, reflejó tensiones entre sectores conservadores, liderados por Saavedra, y sectores más progresistas, representados por figuras como Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli. Estos conflictos internos resultaron en la expulsión de los morenistas y un retroceso en las aspiraciones revolucionarias.
Sin embargo, la llegada de José de San Martín en 1812 desde Londres marcó un punto de inflexión. San Martín, con su vasta experiencia militar y sus ideas avanzadas, formó el Regimiento de Granaderos a Caballo y se unió a la Sociedad Patriótica, opuesta al conservadurismo del Triunvirato. Este movimiento cívico-militar condujo al derrocamiento del primer Triunvirato y al establecimiento de un segundo Triunvirato más alineado con las ideas independentistas.
La Asamblea del Año XIII, presidida por Carlos María de Alvear, proclamó medidas como la libertad de vientres, la adopción de la bandera y el himno nacional. Sin embargo, evitó declarar la independencia y envió a San Martín al Ejército del Norte, alejándolo como posible rival político.
Finalmente, en 1816, se convocó el Congreso de Tucumán, una asamblea constituyente que se reunió en una ciudad en toque de queda debido a la amenaza de los realistas. San Martín, preparándose para cruzar los Andes, presionó por una declaración de independencia que legitimara su campaña militar. El 9 de julio, los diputados declararon la independencia de toda dominación extranjera, marcando el nacimiento de una nación libre y soberana.
Este acto no solo representó la ruptura con España, sino también la afirmación de un futuro autónomo para las Provincias Unidas. Aunque el camino hacia la consolidación de la independencia fue arduo y estuvo plagado de conflictos internos y externos, el 9 de julio de 1816 quedó grabado en nuestra historia como el día en que Argentina se proclamó libre e independiente ante el mundo.
Hoy, en tiempos de tanta confusión y crisis de valores, al recordar esta gesta, debemos honrar a estos valientes hombres y mujeres que lucharon por nuestra libertad y reafirmar nuestro compromiso con los valores de independencia y soberanía que nos legaron. Esto, sin confundir un grito exhacerbado de libertad, con el acto de proclamarnos libres, sin condicionamientos de ninguna índole.
Diario de Punilla | Fuente: Felipe Pigna