En el reciente encuentro de la ultraderecha en España, Francisco Sánchez, Secretario de Culto de la República Argentina, ofreció un discurso en el que defendió posiciones conservadoras y criticó varias reformas sociales. Sin embargo, su postura parece ignorar la tradición de progreso y diversidad que caracteriza a la nación argentina en materia de derechos.
En el marco del evento Viva 24 realizado en Madrid, Francisco Sánchez, Secretario de Culto de la República Argentina, ofreció un discurso que ha generado controversia y reflexión. Sánchez, conocido por su alineación con valores conservadores, expresó su preocupación por la, para él, «pérdida de los valores tradicionales en Argentina y criticó varias reformas sociales implementadas en las últimas décadas».
Desde el comienzo de su intervención, Sánchez mostró su firme apoyo a España y a la hispanidad, enfatizando su herencia española. «Soy Sánchez Fernández, descendiente de español pleno. Así que voy a empezar con un viva España, que ya sé que tiene éxito aquí, que viva España, que viva Argentina y que viva hispanoamérica», proclamó, ganándose los aplausos del público presente.
El secretario no tardó en expresar sus críticas hacia el progreso social en Argentina. Señaló la aprobación del divorcio en 1987, el matrimonio homosexual promovido por Cristina Kirchner, y la legalización del aborto y la obligatoriedad de la ideología de género en las escuelas bajo el gobierno de Alberto Fernández, describiendo estas reformas como inapropiadas para un país en crisis. «Los conservadores seguimos aferrándonos a lo poco que nos van dejando», lamentó.
Sin embargo, el discurso de Sánchez parece desentonar con la trayectoria histórica y el espíritu del pueblo argentino. Argentina, desde su independencia, ha sido un crisol de culturas y un ejemplo de integración y progreso en América Latina. El país ha sabido adaptarse y evolucionar, aceptando y promoviendo reformas que reflejan un compromiso con los derechos humanos y la diversidad.
La aprobación del divorcio, el matrimonio igualitario y la legalización del aborto son acontecimientos históricos que no solo representan avances en términos de derechos individuales y justicia social, sino también una afirmación de la capacidad de la sociedad argentina para liderar con respeto por la diversidad. Estas reformas fueron el resultado de intensos debates democráticos y reflejan la voluntad de un pueblo que valora la igualdad y la inclusión.
El llamado de Sánchez a unificar a los conservadores para «recuperar los valores tradicionales» ignora el hecho de que los valores de una sociedad no son estáticos. La evolución de estos valores refleja el crecimiento y la maduración de una nación que ha sabido aprender de su historia y que se enorgullece de su capacidad para cambiar y adaptarse a nuevas realidades. Incluso se ha tomado el modelo Argentino y este ha replicado en otros países.
Espíritu y manifestación colonialista
El discurso de Francisco Sánchez también merece una crítica contundente cuando exalta la llegada de los españoles a América en 1492 como un regalo de valores al mundo. Esta perspectiva colonialista ignora el contexto histórico de esa época, marcada por la brutalidad de la política inquisitorial española.
En 1492, España no solo patrocinó el viaje de Cristóbal Colón, sino que también implementaba la Inquisición, un periodo de persecución y muerte para aquellos que osaban pensar de manera contraria al dogma impuesto por el gobierno.
Este período oscuro se caracterizó por la represión, la tortura y la ejecución de innumerables personas, y trasladar esta mentalidad de conquista y dominación a América resultó en la explotación, esclavitud y genocidio de las poblaciones originarias. Por lo tanto, la afirmación de que España «regaló valores» al Nuevo Mundo es una simplificación peligrosa que ignora las terribles consecuencias y los sufrimientos infligidos durante la colonización
El discurso de Francisco Sánchez, si bien es legítimo en su expresión, parece estar desconectado de la rica y dinámica tradición argentina. La Argentina se convirtió en un país que celebra la diversidad y que mira hacia el futuro con la esperanza de construir una sociedad más justa y equitativa para todos sus ciudadanos.
La historia y el espíritu del pueblo argentino enseñan que el progreso y la inclusión son los verdaderos valores que nos definen.
Gonzalo Goro – Diario de Punilla