En el marco del 28° aniversario del golpe de Estado de 1976, el entonces presidente Néstor Kirchner encabezó un acto en el Colegio Militar de la Nación. Lo que nadie esperaba era la decisión histórica que tomaría ese día, bajar los cuadros de los genocidas Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone, que colgaban en las galerías del edificio.
Un gesto cargado de significado
Con un simple «Proceda», Néstor Kirchner le ordenó al jefe del Ejército, Roberto Bendini, que descolgara los retratos de los dictadores. Este acto simbólico marcó un antes y un después en la relación entre las Fuerzas Armadas y la sociedad argentina, repudiando de manera contundente el terrorismo de Estado y reivindicando la memoria de las víctimas.
Un mensaje claro a las nuevas generaciones
La decisión del hoy desaparecido presidente, no solo fue un gesto de reparación hacia los familiares de las víctimas de la dictadura, sino también un mensaje claro a las nuevas generaciones sobre la importancia de la memoria, la verdad y la justicia.
Un hito en la construcción de la memoria colectiva
El «Proceda» de Nestor Kirchner se convirtió en un símbolo de la lucha contra la impunidad y el Nunca Más, y quedó grabado en la memoria colectiva argentina como un hito en la construcción de una sociedad más justa y democrática.
20 años después, la categórica decisión del desaparecido expresidente (2003-2007) Néstor Carlos Kirchner, sigue resonando con fuerza, recordándonos la importancia de mantener viva la memoria de los crímenes del pasado para construir un futuro mejor.
Gonzalo Goro – Diario de Punilla