La doctora Mariana Amaya Cáceres, abogada electoral, especialista en partidos políticos y género, describe la estrategia de la derecha, y la falta de recursos de las candidatas mujeres, al momento de afrontar una campaña.
Kate Millet, feminista estadounidense utiliza la frase «El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban». Mirando el panorama de las elecciones a gobernador que vienen aconteciendo en nuestro país, puede verse el condicionamiento de las mujeres en la conformación de las listas. A pesar de los avances en materia de derechos de las mujeres en los últimos años, la participación de éstas en cargos políticos sigue siendo muy baja.
Las mujeres representan aproximadamente el 51% de la población de Argentina, sin embargo, sólo ocupan el 36% de los cargos políticos en los gobiernos provinciales y sólo 8 de las 24 provincias han tenido gobernadoras mujeres en algún momento de su historia. Así, podemos observar que de 24 distritos, 16 nunca tuvieron a una mujer a cargo del poder ejecutivo provincial en toda su historia.
Sólo tuvimos 9 gobernadoras de provincias argentinas en toda nuestra historia. Para nombrarlas, en la provincia de Río Negro, Arabela Carreras (2019-2023); en Santa Cruz, Alicia Kirchner (2015-2019 y 2019-2023); en Buenos Aires, María Eugenia Vidal (2015-2019); en Catamarca, Lucía Corpacci (2011-2015 y 2015-2019); en Tierra del Fuego, Fabiana Ríos (2007-2011 y 2011-2015) y Rosana Bertone (2015-2019); en Santiago del Estero, Mercedes Aragonés de Juárez (2002-2004, solo medio mandato) y Claudia Ledesma Abdala de Zamora (2013-2017); y en San Luis, María Alicia Lemme (2001-2003, solo medio mandato).

En materia electoral, uno de los principales obstáculos que tienen las mujeres cuando participan en la política es el techo de cristal, es decir, las barreras invisibles que encuentran para ascender a cargos de poder. Esta barrera se manifiesta en la falta de apoyo de los partidos políticos hacia las candidatas, en la falta de financiación para las campañas políticas lideradas por mujeres y en la discriminación de género que afecta la percepción pública sobre la capacidad y disposición de las mujeres para liderar.
Otro de los factores que influyen en la falta de participación es la asignación de roles tradicionales de género. La idea de que las mujeres son responsables de la familia, del hogar y de cuidar a los miembros más vulnerables de la sociedad (ancianos, discapacitados, refugiados), ha sido históricamente utilizada para justificar la exclusión de las mujeres de la política. Sin embargo, la realidad es que nosotras podemos liderar y tener un impacto significativo en la política, al igual que en cualquier otra área de la sociedad.
Me gustaría destacar, que gran parte de la historia está plasmada de liderazgos femeninos como Eva Perón y que ha sido el peronismo como partido el que puso en el poder a dos presidentas, María Isabel Martínez de Perón (por sucesión presidencial, luego derrocada por la última dictadura militar) y Cristina Fernández de Kirchner (por elección democrática, en dos mandatos consecutivos).
Este movimiento es el único que en 206 años desde que se declaró la independencia de nuestro país y en 71 años desde que las mujeres podemos votar, logró que durante 10 años los argentinos y argentinas fuéramos testigos de una mujer presidiendo. Y si bien este movimiento ha promovido la inclusión de las mujeres en la política hoy no registra candidatas liderando las fórmulas a gobernadoras.
En 2023 las candidatas mujeres, en su mayoría pertenecen a partidos libertarios o también llamados republicanos. Es que no podemos ignorar que la política argentina ha experimentado un giro hacia la derecha en los últimos años, ya desde 2015 con el ascenso de fuerzas políticas como la coalición Cambiemos, (que incluye partidos de centro y de derecha), siendo la única fuerza que llegó a tener una gobernadora mujer en el distrito electoral más grande a nivel país.
Es preciso observar, que como fuerza política, las coaliciones de derecha han logrado atraer a un sector significativo de electorado femenino.
La explicación a este fenómeno es compleja, pero podemos decir que el hecho de que la derecha haya apostado por candidatas mujeres no necesariamente significa que tenga un compromiso real con la igualdad de género. A menudo, estos partidos políticos utilizan a las mujeres como una estrategia de marketing político para atraer a los votantes indecisos, pero luego no necesariamente implementan políticas efectivas para promover los derechos de las mujeres.
En conclusión, el hecho de que algunas fuerzas políticas de derecha hoy en día están poniendo mujeres en sus listas no significa necesariamente que tengan un compromiso real con la igualdad de género. Por ello, hay que estar atentos a los programas y políticas que estos partidos promueven, y llevar a cabo un análisis crítico de su impacto en la vida de las mujeres y los grupos más vulnerables de la sociedad.
Dada la necesidad de construir una sociedad más justa e inclusiva, es una tarea urgente que se tomen medidas efectivas para eliminar las barreras invisibles que enfrentan las mujeres en la política, y que se fomente una cultura de igualdad de oportunidades para todas las personas. Como bien menciona Millet, debemos liberarnos de los opios tradicionales que nos han limitado históricamente y luchar por una sociedad más justa, igualitaria y libre de discriminación.

Mariana Amaya Cáceres
Abogada electoral especialista en partidos políticos y géneros.